El acontecimiento se ubica en la línea de los ‘impensables hechos realidad’ que han sacudido al planeta en los últimos años. Hace una década, el abandono de la Unión Europea por el Reino Unido, la posibilidad de que Cataluña deje de formar parte de España y el tener al siempre impredecible Donald Trump como inquilino de la oficina oval eran escenarios reservados para casandras delirantes. También el de un mundial de fútbol sin Italia. Ya no.
El equipo dirigido por Giampiero Ventura no pudo remontar el 0-1 en contra del partido de ida en la serie de repechaje contra Suecia, y, tras un dramático 0-0 en Milán, tuvo que cancelar sus reservas a Rusia. Algo así no ocurría desde hace 60 años, cuando entre Irlanda y Portugal dejaron a la Azzurra por fuera de Suecia 58. Es claro que el país nórdico ha sido vetado quizás de por vida de los corazones de los tifosi.
El shock es grande. Tendremos que ver, por ejemplo, un álbum Panini –empresa, por cierto, italiana– sin el azul y blanco de los tetracampeones del mundo. Las páginas que desde mucho antes de cada cita universal ya les tenían reservadas, por simple orden natural de las cosas, tendrán que suprimirse. Los estadios rusos se quedarán sin el catenaccio, esa rígida, antipática, pero muy efectiva manera de pararse en la cancha, evitar derrotas y así arañar victorias. Este era el tradicional aporte de los de la bota a la fiesta mundialista.
Pero si el mundo quedó perplejo, los conocedores del fútbol italiano, no. En el siempre cómodo rol de profetas de lo que ya pasó, aseguran que el descuido de los clubes de las divisiones inferiores, el enorme poder de la liga frente a una cada vez más débil federación permitían intuir que una catástrofe así, tarde o temprano, sucedería. Ya entró al baile la política: los nacionalistas de la Lega Nord han monetizado con prontitud la debacle culpando al exceso de extranjeros en el torneo local.
Lo cierto es que un golpe de esta magnitud obliga a un borrón y cuenta nueva. Un proceso de renovación que, dada la importancia del balompié para esta sociedad, puede alcanzar incluso a la misma identidad nacional.
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Empató 0-0 con Suecia. Su última ausencia fue en la Copa organizada por los suecos en el 58.
EFE, AFP y Reuters
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