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'Sin pitillo, por favor'

Es un asunto de respeto por la fauna. En unos 30 años los mares tendrán más plástico que peces.

Editorial .
La preocupación ante la contaminación por residuos plásticos desechables en los ambientes marinos es cada día mayor. Ese ya es un gran principio. Y es que las cifras son impresionantes. Ya se sabe que existe en el Pacífico norte una isla, la ‘isla plástica’ la llaman, entre otros nombres, que se cree mide 1’400.000 km cuadrados. Es decir, un país de basura flotante, en el que cada uno debemos tener un pequeño aporte.
Ahora se ha descubierto que uno de los elementos que más presencia hacen son los famosos pitillos, esos hijos delgados de los empaques desechables, derivados del petróleo, que se volvieron moda en hogares y sitios públicos desde hace unas cinco décadas, sin imaginar que podrían ser uno de los elementos más contaminantes.
En el 2015, como lo registró un completo informe de este diario el sábado pasado, según la ONG Ocean Conservancy, que programa la jornada de limpieza de playas más grande del mundo, se recogieron nada más ni nada menos que 18 millones de toneladas de basura a nivel global. Y el elegante pitillo, que suele durar apenas entre 10 y 20 minutos en la boca, o menos, en un mundo de afanes, ocupó el quinto lugar. En las playas se hallaron 439.000 unidades. Intactas, claro, porque lo grave es que duran milenios en biodegradarse.
Por eso, este elemento está hoy en la lista de las bolsas plásticas o las tapas. Y en la mente de los ecologistas, del ciudadano en general y de algunas empresas, como parte de su responsabilidad social. Como las redes sociales son universales y veloces, colectivos de ciudadanos ya dicen: “sin pitillo, por favor”. Eso está bien. Porque, según la investigación ‘La nueva economía del plástico’, en unos 30 años los mares tendrán más plástico que peces.
Se trata de un asunto de supervivencia, de respeto por la fauna. Pero también de cultura y de conciencia ecológica. Y de dejar a un lado mitos, porque la higiene está más allá de este utensilio, que bien puede sustituirse por los tradicionales de papel u otros biodegradables. Todo lo que se haga por la defensa del medioambiente es en favor del planeta y, por ende, de esa causa, que debe ser común, que busca que para nuestros hijos, nuestros nietos, la supervivencia no sea una pelea para librar a diario.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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