Cuando van 13 de las 21 etapas de este emocionante Giro de Italia, que recorre su edición número 100, es preciso hablar de Fernando Gaviria, del ciclista colombiano de moda hoy en el mundo, ganador de cuatro etapas.
Lo alcanzado por el antioqueño supera las expectativas y los sueños personales, además de las marcas del ciclismo colombiano. Para mayor sorpresa, se ha impuesto en la velocidad pura, en esos sprints centelleantes, en los que no han sido especialistas nuestros escarabajos. Aunque ya traía pergaminos, su juventud y el hecho de que apenas debutara en una de las llamadas ‘tres grandes’, muchos pedían paciencia frente a su desempeño en estas definiciones.

Fernando Gaviria durante el úlitmo embalaje de la etapa 13 del Giro.
EFE
Pero ha quedado claro que su círculo lo llevaba como un as bajo la manga, porque por algo ha sido cuatro veces campeón mundial en la pista. Pocos sabían que el colombiano del Quick-Step Floors, de apenas 22 años, era uno de los hombres más veloces del mundo, como lo ha demostrado, eso sí rodeado de una gran escuadra.
Lo alcanzado por Gaviria es una gesta histórica que no tiene precedentes para Colombia. Es la primera vez que un pedalista nuestro gana tal cantidad de etapas en una prueba de este calibre.
Es, así mismo, otro deportista que pone en alto el nombre de nuestro país y que nos da motivos de unidad y de alegría, que revive ese fervor por uno de los deportes que nos han dado gloria en el mundo y que de nuevo reverdece laureles, al lado del propio Nairo Quintana, campeón del Giro y quien ya ganó una de las etapas empinadas, además de mantener vivas las ilusiones de coronarse campeón.
Lo primero es agradecerles, porque el nombre de Colombia ha estado en el podio. Y, como a los triunfadores, hay que oírlos; es importante el mensaje de que aquí, en las carreras de su propia tierra, se piense en trazados que favorezcan estas modalidades.
A lo mejor, de este país quebrado y arisco surgen nuevas figuras del ciclismo, más completos: velocistas, escaladores, ruteros. Porque esta es tierra llena de deportistas de coraje que luchan codo a codo, sin complejos, con los mejores del mundo. Esos que hacen olvidar por momentos a otros hijos que equivocan las rutas de su vida. Gracias, muchachos.
editorial@eltiempo.com
Comentar