¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Los vetos digitales

El debate sigue abierto. Por lo pronto, los políticos tienen que autorregularse.

Editorial .
Luego de que Donald Trump utilizó por varias semanas sus perfiles en Twitter, Facebook y YouTube para cuestionar el resultado de las elecciones en las que fue derrotado por Joe Biden, en un esfuerzo que abonó su llamado –este sí en vivo y en directo– a sus seguidores para irrumpir en el Capitolio de su país el pasado 6 de enero, la decisión de estas redes de silenciarlo fue vista en principio por muchos en el mundo como necesaria. Estaba en juego la democracia de la principal potencia mundial, y desde esas tribunas alguien con suficiente poder ejercía un liderazgo en el mejor de los casos reprochable.
Pero pronto vino la reflexión. Muchas preguntas surgieron. ¿Ameritaba lo ocurrido tal respuesta de los gigantes digitales? Más allá de cualquier consideración que resista el proceder del presidente de Estados Unidos, ¿pueden unas empresas tener la última palabra en cuanto a su libertad de expresión? ¿Qué tipo de precedente se sentó? ¿Por dónde trazar el límite entre los derechos fundamentales y las condiciones para la prestación de un servicio por un privado? ¿Qué garantiza que en el futuro esta herramienta no se utilice caprichosa y arbitrariamente?
Desde entonces, la discusión no ha cesado y han surgido múltiples puntos de vista, muy bien sustentados. Y, en medio de la controversia, algunas cosas van quedando claras.
Entre ellas, la manera tan radical como la actual era digital transformó para siempre la comunicación política y la relación entre los políticos y la gente. Esto se ve, sobre todo, en la vertiginosa e implacable retroalimentación en tiempo real que suponen los ‘me gusta’ con que los usuarios reaccionan a los contenidos publicados en las redes y el permanente campo de batalla que esta lógica plantea entre líderes, ejerzan o no un cargo público.
De ahí que hoy todos los protagonistas de la política, en Estados Unidos y en buena parte del planeta, permanezcan imbuidos en un esfuerzo constante y sin duda desgastante por concentrar en ellos la atención y, en especial, asegurarse de estar en lo más alto de las métricas. Para ello, por momentos pareciera que lo primordial es agradar antes que liderar con responsabilidad. Todo, en un contexto de comunicación no presencial, que excluye no solo el contacto humano –y ahora más por la pandemia–, sino también lo visual. Todos los lances que se libran a diario en las redes son a punta de frío texto. Como lo han señalado ya numerosos expertos, estas transformaciones están llamadas a tener unas consecuencias muy profundas en la forma como la humanidad concibe lo político, sobre todo en detrimento de la humanización del debate público y, en consecuencia, haciendo más difícil que exista una empatía mínima entre diferentes sectores. Algunas de estas consecuencias ya se ven, otras van a aflorar con el tiempo. Los presagios no son optimistas.
Está claro, también, que hoy la plaza pública se ha trasladado a territorios virtuales que son propiedad privada, con todo lo que ello implica, comenzando por los términos y condiciones que quien quiera unirse a una red social debe aceptar, y que fue a lo que apelaron estas corporaciones al vetar a Trump. Normas cuya elaboración –por la naturaleza privada de las empresas en cuestión– no es fruto de un proceso abierto y participativo, aunque sí deben acogerse al marco legal de un Estado. Tales códigos incluyen, asimismo, unos procedimientos de regulación y control que de ningún modo están abiertos –y no tendrían en principio por qué estarlo– al escrutinio de la gente.

Un camino es pedirles a los gigantes un gobierno corporativo más transparente que se acoja a un marco ético, fruto de un consenso amplio

De cara al futuro, un camino es pedirles a los gigantes como Facebook y Twitter un gobierno corporativo más transparente que se acoja a un marco ético, fruto de un consenso que involucre, entre otros actores, a la sociedad civil y a entidades internacionales. Esto ayudaría, sin duda, pero sería un error poner todos los huevos en esta canasta.
Mucho más viable es recordarles a quienes ocupan posiciones de liderazgo tener más responsabilidad en su comunicación. A ellos les corresponde tener muy claros el impacto y las consecuencias de un actuar irresponsable en tiempos en los que la socialización en las redes genera un efecto burbuja que distorsiona brutalmente la realidad y, al tiempo, les permite a los caudillos de todo talante contar con hordas de energúmenos a su entera disposición. Sin que esto sea un atenuante de su conducta, sí es pertinente mencionar cómo muchos de los detenidos por el FBI tras la asonada han mostrado una combinación de perplejidad e ingenuidad al constatar las gravísimas consecuencias que tendrá para sus vidas haber llevado a la realidad una iniciativa que por mucho tiempo no fue sino una fantasía propia del universo virtual en el que pasaban buena parte de sus vidas.
EDITORIAL
editorial@eltiempo.com
Editorial .
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más Editoriales

Sin tregua

Los golpes recientes a la delincuencia en Bogotá dejan ver que la estrategia va bien encaminada.

El paso de la ONU

Pese a reacciones ante la resolución que pide un cese al fuego en Gaza, esta postura trae esperanza.

Una respuesta necesaria

Lo que Colombia le puede aportar al país vecino es contribuir a que celebre elecciones libres.

Días de reflexión

Es importante el llamado de la Iglesia sobre temas que se discuten en el Congreso y en el de la paz.

La nueva casa del FEP

El Estéreo Picnic graduó al Simón Bolívar como el espacio propicio para eventos de esta envergadura.

Más por el turismo

Avances del sector mejorarían con incentivos tributarios, promoción a viajeros y más conectividad.

Terrorismo en Moscú

En estos demenciales actos caen seres inocentes, que tienen derecho a la tranquilidad y a la vida.