En días pasados, este diario publicó dos páginas con las historias de triunfo profesional de cinco indígenas colombianos que vale la pena resaltar, pues constituyen emotivos testimonios de esfuerzos y éxitos personales, pero que tienen mucho de aleccionadores y de sentido social y cultural.
Se trata de Leiqui Uriana, de la comunidad wayú en La Guajira, la primera cineasta indígena del país; Daniel Bolívar, también wayú, el ‘10’ de la selección Colombia indígena; Abadío Green, del pueblo gunadule, un Ph. D. que ha dedicado su vida a la academia y a la educación universitaria de otros indígenas; Juan Carlos Muelas, del resguardo de Guambía, en el Cauca, un agricultor y empresario que exporta quinua a Estados Unidos; y Carlos Jacanamijoy, putumayense, uno de los artistas plásticos más reconocidos en Colombia y el extranjero.
Hay que exaltarlas porque constituyen orgullo y ejemplo para sus comunidades y el país, y porque además surgen con coraje y empeño admirables en medio de regiones que históricamente han sido golpeadas por la violencia o la pobreza, cuando no relegadas al olvido. Por ello, las narraciones de estos compatriotas conmueven y enorgullecen.
Pero aquí hay algo muy importante: es un claro ejemplo de que el apoyo del Gobierno a los indígenas –y en general a aquellas comunidades donde se ven tan lejanas las aulas superiores– es fundamental para que nuestra sociedad, tan espléndidamente diversa, llena de valores y virtudes, salga adelante.
Y esto, asimismo, tiene un doble provecho. Porque, como bien apuntó el pintor Jacanamijoy en su relato, la meta máxima en estos casos es que las comunidades compartan su saber ancestral y sus oficios se vuelvan una herramienta de transformación social y humana. Y que estos triunfadores, o cualquiera que alcance la superación, no solo señalen el camino, sino que no pierdan el apego, como se evidencia en estos casos, a su cultura, a sus familias, y sean su ejemplo, sus maestros, sus guías. Así, a lo mejor ellos cinco se multiplican por mil.editorial@eltiempo.com

Leiqui Uriana, de la comunidad wayú en La Guajira, es considerada la primera indígena cineasta del país. Foto: Nicolás Ordóñez