Quedan apenas un par de semanas para que se lleve a cabo el dramático referéndum por la independencia de Cataluña, previsto para el próximo 1.° de octubre, pero lejos está la situación de ser clara. El rey Felipe VI ha hecho un llamado a defender la “convivencia en democracia” que persigue la Constitución. Pero lo cierto es que tanto en Cataluña como en el resto de España, el clima se ha enrarecido por culpa de la enorme impopularidad y de la falta de legitimidad de los políticos involucrados.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que es visto como un símbolo de la cansada política española, insiste en recalcar la ilegalidad del referéndum y en advertir lo que puede pasarles a quienes participen. Junts pel Sí, la coalición electoral que desde el 2015 busca la independencia de la comunidad autónoma, no acaba de convencer ni a los propios catalanes por causa del desenlace no acorde con sus planes del pasado plebiscito y las investigaciones por corrupción de algunos de sus miembros. Y, mientras tanto, desde las diferentes regiones de España siguen creciendo las voces que reclaman que se les respete a los catalanes el derecho a decidir.
Ante la falta de legitimidad de los unos y de los otros, todo parece indicar que las tensiones seguirán creciendo desde hoy hasta el día de una consulta ilegal que el Gobierno se siente obligado a reprimir. No es fácil salir de la zanja, pues está visto que los electores no reconocen a sus líderes, pero sin duda urge la publicación de un nuevo estatuto de autonomía para Cataluña, que los catalanes consideren más justos, y con certeza tendrá sentido entonces preguntarle a la comunidad sobre su independencia.
No es cualquier tontería lo que se viene para España: la Unión Europea, que justamente nació para conjurar los nacionalismos, no ve con buenos ojos las banderas independentistas que cada vez se ven con más frecuencia en los balcones de Cataluña. Pero soplan en todo el mundo, así pasen en un tiempo, vientos secesionistas. Y los líderes de España, de Madrid a Cataluña, tendrán que saber atender los reclamos ciudadanos pero con el buen criterio necesario para evitar saltos al vacío.
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El Rey Felipe VI se pronunció ante el proceso independentista de Cataluña y aseguró que la Constitución "prevalecerá ante cualquier quiebra".
EFE
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