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El carisma de Bukele

Del liderazgo del joven mandatario depende que El Salvador avance en su lucha contra la corrupción.

Editorial .
El triunfo de Nayib Bukele, de 37 años, en las elecciones presidenciales de El Salvador está en perfecta consonancia con lo que ya parece ser la tendencia dominante en la política mundial para los tiempos que corren.
Hay que comenzar por resaltar la manera como se rompió allí la hegemonía de los partidos tradicionales, que por tres décadas se alternaron la presidencia, el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y la Alianza Republicana Nacionalista (Arena).
Aunque Bukele ganó con el aval de la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional, una disidencia de este último, también fue alcalde de San Salvador con el aval del FMLN. Ha dicho que gobernará con independencia de la agrupación que lo impulsó, dando a entender que el suyo es uno de esos nuevos liderazgos que se ubican en una esfera en la que los partidos se diluyen, incapaces de interpretar las necesidades y demandas de la gente. Mismo terreno en el que algunos catalogan como obsoleto el eje izquierda-derecha en el espectro político.
Ha insistido que la suya será una lucha frontal contra la corrupción y la violencia. Lo ha presentado de una manera que sugiere –en la misma línea de lo ya visto en otras latitudes– que la urgencia y la gravedad de los desafíos que debe enfrentar son de tal calado que no hace falta detenerse en consideraciones ideológicas.
A estas alturas no debería sorprender el dato de que Bukele les dio la espalda a los medios de comunicación para levantar y fortalecer su aspiración únicamente en el ámbito de las redes sociales.
Del carisma y liderazgo del joven mandatario depende que El Salvador avance en su lucha contra la corrupción, la pobreza y el fenómeno de las pandillas. Desafío al que se enfrenta con un Congreso dividido y estrechez fiscal. Una combinación de factores que invitan más al escepticismo que al optimismo. Ojalá pronto florezcan motivos para revertir esta opinión.
editorial@eltiempo.com
Editorial .
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