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Caiga quien caiga

Ha llegado el momento de las decisiones y las responsabilidades en el escándalo de Odebrecht.

Editorial .
Como en una saga, los colombianos nos vemos cada vez más sorprendidos frente a los escandalosos desarrollos del caso Odebrecht.
De los 11,5 millones de dólares –unos 22.000 millones de pesos al cambio de la época– que supuestamente se empezaron a repartir en las postrimerías del gobierno de Álvaro Uribe y se proyectaron hasta el 2015, ya en la administración de Juan Manuel Santos, hemos pasado a por lo menos 84.000 millones de pesos en coimas.
Lo dicen los más recientes avances de las investigaciones de la Fiscalía, que, con bases sólidas, le acaba de pasar a la Corte Suprema de Justicia el testigo para que investigue por qué, al parecer, recibieron plata de Odebrecht a los tristemente célebres ‘Ñoños’ del Congreso –Bernardo Miguel Elías Vidal y Musa Besaile Fayad– y al senador de Cambio Radical Antonio Guerra de la Espriella. El mismo señalamiento le formula al exsenador Plinio Olano Becerra, mientras que al representante a la Cámara por Norte de Santander Ciro Rodríguez le endilga un aparente tráfico de influencias frente a los negocios de la multinacional.
Los congresistas Antonio Guerra, Musa Besaile, Bernardo Miguel Elías, Ciro Rodríguez y el exsenador Plinio Olano.

Los congresistas Antonio Guerra, Musa Besaile, Bernardo Miguel Elías, Ciro Rodríguez y el exsenador Plinio Olano.

Foto:EL TIEMPO

Son todos cargos muy graves y muestran que la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez no se quedó solo con las pruebas allegadas por las justicias de Brasil y Estados Unidos sobre los tentáculos de la corrupción de Odebrecht. Se ha encontrado que, más allá de los giros triangulados a través de sociedades en el exterior, se utilizó también la contratación fantasma en la construcción del tramo Ocaña-Gamarra, adición a la Ruta del Sol II, para desviar dineros sucios hacia funcionarios y servidores públicos. Mediante tales maniobras se habrían lavado 34.653 millones. Aún están por determinarse las modalidades y los destinatarios de otros 30.000 millones de pesos, la mayoría de los cuales se habría repartido en el 2010 para asegurar los contratos de la citada multinacional.
El presidente Santos ha llamado a la Fiscalía a que investigue sin contemplaciones, caiga quien caiga, y llegue hasta los funcionarios de su gobierno que se hayan prestado para semejantes torcidos. El único hasta ahora detenido es Juan Sebastián Correa, asesor de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), quien habría recibido al menos 100 millones de pesos por sus gestiones ilícitas. Y también está por determinarse la eventual participación de altos funcionarios de la campaña Santos 2014, como Roberto Prieto, en el entramado de Odebrecht.

El escándalo de los sobornos de Odebrecht debe convertirse en una catarsis que le permita a Colombia empezar a exorcizar el monstruo de la corrupción

Lo cierto es que ha llegado el momento de las decisiones y las responsabilidades. No es un secreto que el desbordado poder los ‘Ñoños’ no habría sido posible sin que muchos de quienes hoy se rasgan las vestiduras en Bogotá ante los nuevos indicios que parecen confirmar las viejas denuncias no hubieran, por lo menos, mirado hacia el otro lado en aras de conveniencias políticas de ocasión. Es hora de revisar la gestión y la permanencia de fichas de cuestionados barones políticos en instancias que, como el Fonade, manejan billonarios presupuestos y tienen una enorme responsabilidad en los programas que buscan sacar las regiones del atraso.
El escándalo de los sobornos del gigante brasileño de las megaobras debe convertirse en una catarsis que le permita a Colombia empezar a exorcizar el monstruo de la corrupción, que vive y crece de chuparse la sangre de los presupuestos públicos.
- editorial@eltiempo.com
Editorial .
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