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60 por ciento de armas menos

60 por ciento de armas menos

El desarme es un hecho que sigue cumpliéndose y que debe servir de base para una nueva Colombia.

Hubo mal clima en la segunda entrega de las armas de las Farc. No pudieron llegar a tiempo el presidente Santos ni sus invitados internacionales hasta la vereda La Elvira, en el municipio de Buenos Aires, Cauca, a ser testigos de cómo el grupo guerrillero sigue entregando los fusiles que durante más de medio siglo causaron dolor y muerte. Pero el desarme es un hecho que sigue cumpliéndose y que cada vez, afortunadamente, se ve más irreversible y debe servir de base para una nueva Colombia.

Unas pocas imágenes se conocieron de la histórica entrega de los fusiles. Sin embargo, el jefe de la Misión de la ONU, organismo encargado de la verificación, ha recordado no solo que hoy quedarán en sus manos 4.400 armas de la guerrilla, sino que dentro de 8 días habrá terminado el desarme. Se trata, sin lugar a dudas, de una noticia de suma importancia sobre un momento que –más allá de las contingencias políticas, de los pesimismos, de las versiones a medias– será definitivo para un país que quiere dejar atrás una época de conflicto.

Estas son las primeras fotos que se publican de las armas que las Farc le entregó a la ONU

Foto:

NC Noticias

Por culpa de la polarización que ha traído el tema –y, sobre todo, del manejo que los unos y los otros le han dado– se han estado leyendo con hastío y con desconfianza los avances innegables en la implementación de los acuerdos con las Farc. Pero las imágenes, despojadas de espectáculo, son una nueva razón para seguir creyendo en la resolución de los conflictos por la vía del diálogo, en el derecho a la paz de las nuevas generaciones de colombianos.

Se ha hablado esta misma semana de las primeras amnistías a los exguerrilleros, de las 2.500 muertes que ha evitado el fin del conflicto, de los 300 combatientes de las Farc que comenzarán a prepararse para trabajar como escoltas, de las labores de desminado en diferentes lugares de nuestra geografía: esas noticias, sumadas a la del desarme, tendrían que seguir probándole al país el fin de una de sus peores guerras y devolviéndoles a los colombianos la confianza en una sociedad que sea capaz de cambiarse para bien a sí misma, de dejarse de matar. Sesenta por ciento menos de fusiles es una firme esperanza.

- editorial@eltiempo.com

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