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Uribe es Uribe y Duque también

Millones de colombianos acudirán de nuevo a las urnas, a votar al son del expresidente.

Vladdo .
Como están las cosas, salvo que de aquí a cuatro días un panel de abejas galácticas aterrice sobre Colombia y rapte a Iván Duque o le haga meter la pata de manera irreparable, nada podrá detener la victoria del que dijo Uribe.
Era de esperarse. En este país de excesos y de empujones ideológico-fatalistas han sido los actores de los extremos los que nos llevan a escoger uno u otro candidato. Después de votar mucho tiempo bajo la penumbra de las Farc, cambiamos el libreto y ya vamos para la quinta elección marcando el tarjetón bajo la sombra de Uribe. En otras palabras, así como antes se decía que las Farc ponían presidente, desde hace 16 años, cuando Álvaro Uribe le arrebató esa bandera a la guerrilla, la elección de cada nuevo mandatario ha girado en torno al paladín de la seguridá democrática.
En forma errónea –o mal intencionada, vaya uno a saber–, algunos dicen que el país quedó partido en dos por causa del plebiscito por la paz, sin tener en cuenta que quien dividió a esta sociedad es el hoy jefe del Centro Democrático. Era él quien con su dedito inquisidor etiquetaba a unos y a otros como buenos o malos; era él mismo el que en los consejos comunales determinaba los parámetros requeridos para ser un colombiano de bien o un apátrida degenerado; era él quien definía los requisitos para clasificar como buen muchacho o como terrorista de civil.

Después de votar mucho tiempo bajo la penumbra de las Farc cambiamos el libreto y ya vamos para la quinta elección marcando el tarjetón bajo la sombra de Uribe.

Para no ir muy lejos, tengamos en cuenta que en su extenso mandato era ese presidente el que declaraba cuáles guerrilleros eran buenos y merecían suites en hoteles cinco estrellas (sí; como el caso de ‘Karina’) y cuáles eran malos; a cuáles se les perdonaban sus pecados y a cuáles se les indultaba (¿recuerdan cuando liberó incondicionalmente a Rodrigo Granda y a otros 170 miembros de las Farc?). Peor aun: todavía hoy es Uribe el que juzga con su particular criterio cuáles exguerrilleros merecen el cielo y cuáles el infierno. De hecho, usa doble rasero para juzgar a Everth Bustamante y a Gustavo Petro; a Rósemberg Pabón y a León Valencia; y así subversivamente...
Y con ese mismo cinismo, Uribe también se ha tomado la prerrogativa de decirnos cuál paz es buena y cuál es mala. Por ejemplo, la del Caguán era mala; la de Ralito, excelente, y la de La Habana, fatal. Y por cuenta de esta última abrió otro frente de polarización que le ha dado muchos réditos y que está a punto de llevarlo de nuevo al poder, así sea en cuerpo ajeno; eso sí, con la ayuda ‘desinteresada’ de toda la clase politiquera y ‘enmermelada’ con la cual tuvo agrios enfrentamientos en el pasado reciente y en alianza con dos expresidentes que hasta ayer en la tardecita eran sus más enconados enemigos y que de repente recuperaron su rótulo de estadistas. “Así es la política”, dice Gaviria. “Todo sea por la patria”, dirá Uribe.
Y así, dieciséis años después de su primera elección, millones de colombianos acudirán de nuevo a las urnas, a votar al son del expresidente. Por eso me parece inoficioso que muchos uribistas, al hablar de la candidatura de Iván Duque insistan en decir que Duque es Duque y Uribe es Uribe, cuando en realidad lo que ellos quieren es que Duque sea Uribe (o viceversa). Así de dientes pa’fuera traten de vender la imagen de un Duque independiente y autónomo, ellos lo que quieren es precisamente lo contrario: que no sea independiente ni autónomo; quieren que le obedezca a Uribe sin chistar.
También pierden el tiempo diciendo que Uribe va a ser, si acaso, un consejero de Duque, no su patrón; pues lo que de verdad desean es que este lo acate y respete como su amo absoluto. No en vano aplauden y retuitean con alborozo todos los trinos en los que desde ya Uribe le está dando instrucciones al cuasipresidente Duque. Al fin y al cabo, Uribe es el “presidente eterno”.
VLADDO
Vladdo .
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