¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Cuando el objetivo es robar

En este país es ‘pecado’ dejar que se note un celular en el bolsillo o un portátil en un morral.

Vladdo .
Horrorizado, abrumado, desconsolado... Así quedé el domingo después de leer en la sección Bogotá de este periódico el duro reportaje de Carol Malaver en el cual varios ladrones describen cómo eligen a sus ‘presas’.
Sentado en la sala de mi casa, y a medida que iba avanzando en los relatos me sentía como un corcho en medio de un torbellino de emociones. Entre uno y otro párrafo mi ánimo saltaba de la indignación a la desesperanza, pasando por el susto, la impotencia, la exasperación, la ira, la lástima y muchas otras sensaciones que me producían las confesiones de unos muchachos que empujados por la necesidad, el vicio, la envidia, los traumas de la infancia o la simple maldad explicaban cómo terminaron asaltando gente a sangre fría en cualquier calle de la ciudad.
“Cuando la gente se resiste, nosotros estamos con la adrenalina al 100 o drogados. No pensamos y nos dan ganas de dar puñaladas. El objetivo es robar, pase lo que pase. Uno no piensa si la niña o el niño tienen familia. Uno solo piensa en la policía”, cuenta sin inmutarse José, uno de los entrevistados por Carol.

A los ladrones de alto vuelo tampoco les importa pasar por encima de nada ni de nadie con tal de salirse con la suya.

Debo admitir que esa lectura exacerbó ese pesimismo que a veces me embarga y del cual nos suelen acusar a los que opinamos sobre la situación del país. Viendo esos testimonios, sentí que por momentos tenemos razón los que pensamos mal, los que esperamos lo peor, los que quedamos en el bando de los jinetes del Apocalipsis, cabalgando en medio de la desconfianza. Produce una tristeza infinita pensar que en este país es malo dejar que se note un celular en el bolsillo; que sea pecado llevar un portátil en un morral, sobre todo si uno va estrujado en un bus o distraído en el carro. “Si uno ve fácil el portátil, el bolso, el celular, pues ataca. La gente da unos papayazos tremendos”, decía José en otro pasaje.
Lo peor es que los hampones no son los únicos que tratan de convertir a las víctimas de un delito en los culpables de su propia desgracia. Cuando uno pone una denuncia por hurto o por atraco, lo primero que le preguntan las autoridades es dónde llevaba la plata, el reloj o el maletín, antes de increparle a renglón seguido: “Es que para qué se ponen a dar papaya”... Y los familiares o los amigos tampoco se quedan atrás. En otras palabras, además de robado, uno sale regañado.
Y aunque al leer este reportaje la indignación se apoderó de mí, también pensaba en esos otros ladrones que pululan en nuestro país y a los cuales tampoco les importa pasar por encima de nada ni de nadie con tal de salirse con la suya.
Me refiero a los protagonistas de escándalos como Fidupacífico, Agro Ingreso Seguro, Interbolsa, el ‘carrusel’ de la 26, Reficar, Odebrecht o el PAE, por citar unos cuantos, quienes también deben estudiar con cuidado a sus potenciales víctimas para ver cómo se llevan una tajada en un contrato, dónde se roban un acueducto, cuándo cobran pensiones falsas, cómo se embolsillan unos subsidios, cuándo dejan sin comida a los niños de un colegio o sin luz a un pueblo, etcétera…
Las historias de estos ladrones de alto vuelo deben ser todavía más escalofriantes y, por supuesto, hablarán de ellas como si se tratara de hazañas. Con la diferencia de que ninguno de ellos puede aducir, como los atracadores callejeros, que lo hacen por falta de oportunidades o como respuesta al abandono estatal.
¿Será que a ellos también se les desborda la adrenalina antes de hacer una transferencia ilegal o de cobrar un puente mal construido? ¿Para ellos también el objetivo es robar, pase lo que pase? ¿Tampoco pensarán si la viejita o el anciano al que van a dejar sin pensión tienen familia? ¿Aprovecharán también cualquier papayazo que se les presente? Pensar en la respuesta a cualquiera de estas preguntas me deja de nuevo como al comienzo de esta nota...
@OpinionVladdo
Vladdo .
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción