En procura de procurador

En firme la sentencia que anuló la reelección del Procurador General (PG) por encontrar configurada la práctica inconstitucional e ilegal del corrupto ‘yo te elijo, tú me nombras’, avanza el proceso electivo del sucesor, otro acto de la pieza tragicómica o lastimoso rey de burlas en que se ha convertido el Ministerio Público (MP), otrora símbolo de justicia, tolerancia y amparo eficaz de derechos para todos los asociados de una democracia pluralista y laica como la nuestra.

Por ser de sobra conocidas las actuaciones que hicieron controvertida y controvertible la gestión del saliente PG, no tengo interés en recabarlas ni autoridad para juzgarlas. Pero nada me indica (sin desmedro del profundo respeto y aprecio personal que le profeso) que haya de recordársele, por mucho más que cerril opositor al denuedo pro paz de Santos y de millones de colombianos, desdeñoso ¡ante la Corte Constitucional!, mal disimulado militante político, contrario a derechos de minorías, benigno con claros contraventores legales y riguroso en sonados casos (Córdoba, Salazar, Petro) mediante decisiones trasunto de sus creencias más acendradas, pero que los jueces han venido tumbando, el Gobierno desestimando y las grandes mayorías descreyendo, olvidando...

Como los vientos que hoy soplan sobre el MP no son los más calmos, justicieros ni imparciales, elegir PG adquiere suma importancia porque urge rescatar para la entidad confianza, respeto y credibilidad públicos. Pero si Fernando Carrillo y María Mercedes López son candidatos de excepción para ese cargo, el ternado Jorge Perdomo depara serias inquietudes sobre posibles impedimentos y eventuales tachas éticas que, de no ser atendidos, determinarían volver a las penosas verdades, y aún peores, conocidas con la reelección anulada.

En efecto: ¿Perdomo sí tiene los requisitos exigidos para ser PG? ¿Para la Corte Suprema de Justicia (CSJ) frente a él ‘no dieron un brinco’, entre muchos, juristas insospechados como Augusto Ibáñez o Humberto Sierra? ¿Ignora la señora Cabello Blanco que su público y entusiasta “ojalá sea (Perdomo) designado (sic) PGN” es anhelo impropio de su investidura y sugerencia indebida al elector? ¿No cree la CSJ que algunos de sus miembros quieran cobrarle su voto a Perdomo o que él deba pagárselo con costosa burocracia? ¿Desconocen también que su ternado tenía a cargo, entre otros casos, el repugnante proceso Saludcoop, poco menos que engavetado a la llegada de Martínez Neira a la Fiscalía? ¿No teme la CSJ que durante los últimos días de su encargo, cuando Perdomo hizo centenares de nombramientos, por mera ‘casualidad’ pudo haberles incluido en la nómina a parientes o recomendados? ¿No se preguntó si, como vicefiscal y mano derecha de Montealegre, Perdomo desestimó la gravedad de escándalos vergonzosos como la aviesa contratación con la algorítmica Springer, la costosísima ‘universidad’ fallida, la onerosa creación de ‘embajadas’ del fiscal, el exorbitante incremento de la nómina, el alegre manejo del presupuesto y otras cuantas barbaridades que hicieron de ese cuatrienio objeto de legítima y encolerizada censura general? ¿Y el Senado no debería comprobar, más allá de toda duda, los reales ‘merecimientos’ de Perdomo para ser PG?

Porque si, por apurado y sin miramientos (partidos ‘dueños’ de la PGN, bancadas ‘milimétricas’, líderes ‘mermelados’), elige a Perdomo, el verdadero jefe del MP será Eduardo Montealegre. Solo que llegará allí ‘en cuerpo ajeno’ y ‘por la puerta giratoria’, dos aberraciones para anular las cuales pasarán años. ¿Más vergüenza, señores senadores? ¡Ojo!


Víctor Manuel Ruiz
vimaruiz@hotmail.com