La primera apuesta de Donald Trump fue que el número de votantes blancos sectarios, chauvinistas y racistas que resienten la inmigración de los latinoamericanos a Estados Unidos es mayor que el número de votantes americanos de origen mexicano, afroamericano, asiático, y musulmán.
También calculó que los latinos no existen, que las diferencias entre los mexicoamericanos demócratas de California y los cubanoamericanos republicanos de Miami son insalvables; que los puertorriqueños, al igual que el resto del llamado voto hispano, no tienen por qué salir al rescate de los mexicanos porque no hay unidad.
El reto para todos los hispanos es demostrar unidad entre nosotros y con otras minorías. Juntos, todos los latinos, afroamericanos, musulmanes, asiáticos, mujeres, jóvenes y la comunidad gay podemos castigar la intolerancia y la prepotencia de Trump eligiendo a Hillary.
En 1980, el censo dijo que habíamos 14 millones de latinos; hoy somos 57 millones, y dos tercios de estos somos de origen mexicano, 5 millones son puertorriqueños, y hay cinco grupos, de 1 millón cada uno, entre salvadoreños, cubanos, dominicanos, guatemaltecos y colombianos. Para la elección del 2016, se anticipa que votaremos 16 millones de hispanos. ¿Bastará con nuestro voto para darle el triunfo a Hillary?
Una encuesta de America’s Voice y Latino Decisions entre 500 votantes latinos reveló que el 80 por ciento de los entrevistados ven a Trump como un candidato abiertamente hostil a la comunidad. Y la encuesta nacional de Univisión muestra que la ventaja de Hillary sobre Trump entre los hispanos es de 48 puntos, es decir, casi el 70 por ciento de los hispanos votarían a su favor y menos del 20 por ciento, por Trump.
Entre el público en general, en los resultados de las encuestas la mayoría señala a Clinton como ganadora del voto popular, aunque por poco margen. Un dato alentador, pero que no necesariamente le daría la presidencia a Hillary, pues esta la decide el Colegio Electoral, que es determinado por el voto en cada estado. El candidato que obtenga 270 votos electorales gana la elección presidencial.
Real Clear Politics predice que a estas alturas del proceso electoral, Clinton y Kaine tendrían 209 votos a favor, mientras que Trump y Pence tendrían 154. Los 175 votos restantes están en 14 estados que por el momento no se inclinan por ninguno de los candidatos. En Florida, Nevada, Ohio, Virginia, Iowa, Pensilvania, Carolina del Norte, Georgia, Misuri, Arizona, Wisconsin, Maine, Michigan y Nuevo Hampshire todavía no se puede pronosticar quién saldría ganador.
Así las cosas, acudo a Mark Hugo López, director asociado del Pew Hispanic Center, y Antonio González, presidente del South West Voter Registration Education Project, para que me expliquen si el voto latino podría darle el triunfo a Clinton.
¿Qué tan fuerte es el voto latino en los estados que siguen indecisos? Para López, “Florida y Nevada son importantes porque en ambos los latinos constituyen el 18 por ciento de los posibles votantes; y todavía más en Arizona, donde son el 20 por ciento. En el resto, el voto latino si acaso llega al 5 por ciento”. Curiosamente, ese es precisamente el factor que alienta el optimismo de González, quien cree que “en la mayoría de esos estados, la diferencia entre ambos candidatos ronda el 5 por ciento, y en una elección cerrada ese 5 por ciento del voto latino no solo sería relevante, sino decisivo”.
López piensa que la mejor fórmula para derrotar a Trump sería la misma que Barack Obama utilizó para ganar la elección en el 2008 y el 2012, es decir, formando una coalición de minorías que ahora sería más factible, dada la polarizante presencia de Trump en la boleta. Pero para que esto suceda es imprescindible que el voto minoritario a favor de Hillary sea verdaderamente masivo, que nadie se quede en casa.
Sergio Muñoz Bata