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‘Pájaro de cuenta’

El Comité Selecto del Congreso de EE. UU. se impuso certificar el intento de sublevación de Trump.

Contra las expectativas generales, la primera sesión televisada de la investigación sobre el asalto al Capitolio de las turbas convocadas por Donald Trump tuvo una audiencia de poco más de 20 millones de personas. Siete millones más de las que usualmente ven el fútbol los domingos o el desfile del Día de Acción de Gracias.
Y como me imagino que fuera de Estados Unidos no está claro el propósito del ejercicio, voy a intentar explicar aquí por qué este será un episodio trascendental para Estados Unidos y el mundo.
El propósito del Comité Selecto del Congreso es documentar de manera precisa el bochornoso incidente del 6 de enero de 2021. Valiéndose de testimonios de colaboradores, familiares, abogados –en su inmensa mayoría, aliados de Trump y juristas conservadores–, así como filmaciones del suceso, el Comité elabora un documento para establecer, con claridad y rigor, el expediente histórico.
En esta época en la que las monarquías constitucionales, la sociedad civil y los gobiernos democráticos trabajan afanosamente para revisar la historia de sus respectivos países, este comité se ha impuesto la obligación de certificar detalladamente la intentona de sublevación de Donald Trump.
En las próximas sesiones, el Comité presentará pruebas de que Trump “supervisó y ejecutó” un plan preciso de siete etapas para interrumpir la transferencia pacifica del poder, siendo perfectamente consciente de que había perdido las elecciones.
Ya se probó que el líder del grupo supremacista violento Proud Boys coordinó con otros grupos extremistas el ataque al Congreso porque un tuit de Trump los convenció de que el presidente legitimaba el empeño.
También sabemos que el procurador de Justicia William Barr le dijo a Trump que su acusación de fraude era 'bullshit', “valía mierda”, una conclusión que la mismísima hija de Trump, Ivanka, dio por válida. Y en un video sobrecogedor vimos cómo la turba, alentada por los tuits de Trump, se adentraba en el Capitolio buscando al vicepresidente Mike Pence para colgarlo.
Yo espero que la investigación acabe con las aspiraciones electorales de Trump, y de sus aliados, aunque estoy convencido de que los fanáticos de Trump encontrarán alguna excusa para desoír la evidencia. No obstante, quienes creemos en el sistema democrático hemos comprobado, una vez más, que Trump es un “peligro claro y actual”, como señaló el juez federal retirado, el conservador Michael Luttig.
Tengo confianza en los votantes independientes. En promedio, el 29 por ciento de votantes son demócratas; 27 por ciento, republicanos, y 42 por ciento se declaran independientes. Según última encuesta de ABC News/Ipsos, 6 de cada 10 estadounidenses piensan que Trump debería ser acusado de un delito por incitar a un motín, y entre los independientes, el 61 por ciento piensa que Trump es responsable del asalto.
Por otro lado, es sabido que la elección de 2020 no fue la primera vez que Trump ha alegado que hubo fraude. Lo hizo en 2012, cuando Barack Obama ganó la reelección; también en 2016, cuando acusó a Ted Cruz de haberle robado la primaria de Iowa. Y dos semanas antes de la elección general de 2016 se autonombró ganador del voto popular, cuando la verdad es que Clinton obtuvo 3 millones más de votos.
Otro factor para considerar es el truculento historial de demandas contra Trump, 4.056 demandas en treinta años, por incitación a la insurrección, operaciones financieras ilegales, fraude de seguros, evasión de impuestos, malversación de fondos, defraudación de herencia, fraude a inversionistas, represalias contra ex colaboradores, conducta sexual inapropiada.
Esperamos que esta vez, el procurador de Justicia decida someterlo a un proceso penal. Sin duda, Trump es lo que nuestros abuelos llamaban un “pájaro de cuenta”.
SERGIO MUÑOZ BATA
(Lea todas las columnas de Sergio Muñoz Bata en EL TIEMPO, aquí).
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