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El debate sobre el futuro poscoronavirus

¿Será que el mal manejo de la pandemia demuestra el fracaso del sistema económico de libre mercado?

Predecir el futuro es, para decir lo mínimo, muy complicado. No obstante, la obsesión humana por adivinarlo continúa, y ahora se ha desatado un debate en el que se especula cómo será el mundo poscoronavirus. En sus primeras etapas se ha limitado a hacer un recuento de daños, a subrayar la incompetencia de algunos líderes y a ensalzar a quienes tomaron a tiempo medidas para mitigar el efecto de la pandemia.
Nunca antes una crisis mundial nos obligó a modificar nuestro modo de vida como ahora. Ni la crisis de 1929 que condujo a la Gran Depresión, ni los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 ni la crisis financiera de 2008.
Hace ya seis meses que tenemos que embozarnos para ver a nuestros seres queridos; que oír de cerca un estornudo o una tos ajena nos causa inquietud, si no es que miedo; que hemos cambiado la convivencia en la oficina por la soledad de un cuarto con computadora; que nuestros hijos se han perdido del bullicio de la escuela para continuar su enseñanza en silencio y por control remoto; que la muerte a destiempo de un amigo nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad.
Paralelo a la reflexión sobre lo sucedido, hay un debate acerca de cómo será nuestra vida poscoronavirus: ¿qué clase de mundo queremos construir y qué efectos económicos, políticos y sociales dejará la pandemia?
Es un hecho que la globalización ha sufrido un golpe muy fuerte. “La crisis del coronavirus nos ha traído un poderoso recordatorio de que la unidad política y económica básica sigue siendo el Estado-nación. Hoy, las fronteras recuperan su lugar en el mundo”, ha escrito el economista Joseph E. Stiglitz. Y que la pandemia ha acelerado la digitalización y automatización del trabajo, lo que se traducirá en mayores índices de desempleo.
Dos factores que han dado pie a un cuestionamiento del sistema de libre mercado que, desde mi punto de vista, parte de premisas falsas. Los críticos del capitalismo aprovechan los tropiezos de Trump para declarar el fracaso del capitalismo y demandar reformas urgentes para amparar a la población más vulnerable.
Concuerdo con la crítica a Trump y coincido también en que el sistema económico estadounidense requiere reformas profundas para hacerlo más inclusivo socialmente. Pero esto no significa que la economía de mercado haya fracasado.
Alemania, Nueva Zelanda, Noruega, Dinamarca, Japón son países que tienen sistemas capitalistas de libre mercado y han sabido lidiar adecuadamente con la pandemia. Respecto a los datos que conocemos sobre el tratamiento de la pandemia en países autoritarios, la gran pregunta es si usted cree que son confiables.
Alemania ha sobrevivido a esta crisis sin daños mayores, gracias a que desde 1947 adoptó un sistema de economía, llamada “social de mercado”, que ha funcionado estupendamente porque todos sus gobernantes, desde la izquierda de Willy Brandt hasta el centrismo de Angela Merkel, han respetado los fundamentos del soziale Marktwirtschaft.
Alemania es la tercera potencia económica del mundo, domina el mercado de las exportaciones de productos de alta calidad y tiene bajas tasas de desempleo. Comparados con los trabajadores estadounidenses, los alemanes trabajan 400 horas menos al año, tienen periodos de vacaciones mucho más largos y cuentan con una red de seguridad social envidiable. Las empresas operan bajo un sistema de ‘codeterminación’ que permite y alienta la participación de los trabajadores en sus juntas directivas y sirve para consensuar salarios, beneficios y condiciones laborales.
Con sus sistemas de cuidado de la salud, pensiones y desempleo, Alemania demuestra que la economía de mercado funciona mejor que cualquier otro sistema económico, siempre y cuando el país cuente con un liderazgo competente y eficaz.
Sergio Muñoz Bata
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