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Las confesiones secretas de Marín

Confiesa que Santrich aseguró que obtendría las toneladas de coca “con la gente de las disidencias".

He tenido acceso a la inédita grabación de la declaración de Marlon Marín sobre sus nexos con Santrich que tiene la Corte Suprema. Por mucho menos, el alto tribunal detuvo en su día a decenas de congresistas. Abría la boca un paraco cualquiera y apresaban al que señalara para investigarlo. Cierto que también existían intereses ocultos, pero no tanto como ahora. Porque lo de hoy en día poco o nada tiene que ver con justicia, y menos con derechos humanos. Solo es política.
En el video, Marín declara que buscó a Santrich porque podía proporcionarle la cocaína que requerían los mexicanos. Consiguió los 5 kilos iniciales para que los narcos probaran su calidad y después Marín fue al centro comercial Salitre para cobrar los 22 millones por la droga y llevárselos a Santrich.
Explicó que el cínico cantante del “quizá, quizá, quizá” aconsejaba “que no hablara directamente de droga ni coca, sino con símbolos (…). Me dijo que tenía que tener mucho cuidado porque ya le habían advertido que el Fiscal General estaba detrás de los pasos de él”.
Por eso sugirió que en el famoso encuentro con los narcos, cuya grabación difundió la Fiscalía cuando la JEP decretó su libertad, emplearan “un vocabulario empresarial”. Es decir, televisores, maíz o lo que fuera en lugar de coca. “Se trató de reunión para que él (Santrich) diera la bendición, para hacer el negocio grande. Después de los 5 kilos, comenzar a suministrarles de mil, dos mil, tres mil, diez mil kilos en total”.

De lo que estoy segura es que Duque ha hecho de la extradición de Santrich una cruzada que nació derrotada. Jamás lo mandarán a USA, ni la Corte ni la JEP.

Al final confiesa que Santrich aseguró que obtendría las toneladas de coca “con la gente de las disidencias, que manejaban la fabricación de la droga”. Y establece que todo ocurrió entre junio del 2017 y abril del 2018, dato que, al parecer, la Corte Suprema ya ha aceptado.
Tras escucharlo, quedan certezas, pero también lagunas. La certeza es que Santrich participó en el incipiente narconegocio que estaban montando, es decir, que siguió delinquiendo después del acuerdo. Y las dudas vienen por la falta de concreción en hechos importantes como un adelanto de 5 millones de dólares que entregaron en Miami y que a la postre resultaron ser billetes falsos. Por eso comprendo que la Corte necesite interrogar a Marín, aunque tengo serias dudas de si será para conocer la verdad o para desacreditarlo.
Porque lo evidente es que al conocer las afirmaciones de Marlon Marín, con quien Santrich no se ha metido en las múltiples entrevistas que ha dado, algo que resulta llamativo, existe un real peligro de huida hacia Venezuela. No es gratuito que decidiera viajar a La Guajira, a la zona veredal de Pondores, a tiro de piedra de la frontera.
Y, encima, nada menos que la ONU le dio la coartada para marcharse cuando le provoque. “Instamos al Gobierno colombiano a que deje de incitar a la violencia contra los desmovilizados de las Farc y a cumplir con el respeto del derecho a la vida”, sentenció una señora de dicho organismo desde Suiza. Es tanto como afirmar que Duque y su gabinete son una mano de violentos sedientos de sangre. Si yo fuese Santrich o Iván Márquez, mandaría una carta de agradecimiento a Michelle Bachelet y su legión de ricos y zurdos burócratas planetarios.
Al analizar todo, de lo que estoy segura es que Duque ha hecho de la extradición de Santrich una cruzada que nació derrotada. Jamás lo mandarán a USA, ni la Corte ni la JEP. Para ellos sería como darle un gustico a Uribe, y eso no lo harán nunca. Si acaso, lo llamarán a juicio aunque antes se habrá largado para no volver a pisar la cárcel. Lo triste es que para la oposición, las sonrisas de Santrich las interpretan como victorias.
Pese a todo, creo que el Presidente debe olvidar al exguerrillero para no seguir perdiendo batallas. Que se olvide de Santrich, lo deje a la justicia, así esté politizada, y busque una ruta clara de gobierno, que muchos aún no vemos. Aunque eso será para otra columna.
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