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Conversaciones reveladoras

Las charlas recientes entre de Roux y algunos líderes empresariales tienen varios puntos a destacar.

Muy reveladoras para entender el rol del empresariado en el desarrollo económico y social del país han sido las conversaciones recientes entre el padre Francisco de Roux, presidente de la Comisión de la Verdad, y algunos líderes empresariales. Rol que, además, por diferentes circunstancias no se conoce plenamente ni se le ha dado el reconocimiento que merece.
Las conversaciones, promovidas por el padre Francisco y el diario ‘Portafolio’, tienen como fin visibilizar lo vivido por los empresarios durante el conflicto en Colombia. También, recoger propuestas para la no repetición, de modo que podamos avanzar en la construcción de un mejor país para todos.
Las conversaciones realizadas hasta ahora contienen varios puntos en común que vale la pena destacar. Entre estos, quizás los más importantes sean la confianza y el compromiso con el país, así como la solidaridad con los trabajadores, sus familias y las comunidades en las que operan.
Los empresarios han hablado de las difíciles circunstancias en las que tuvieron que operar, especialmente durante las tres últimas décadas del siglo XX, a causa de la piratería, primero, y luego del secuestro y la extorsión por parte de la guerrilla y de otros grupos al margen de la ley. Igualmente, de cómo siguieron produciendo, pagando impuestos, abasteciendo y prestando todo tipo de servicios, a pesar de los riesgos en los que sabían estaban incurriendo tanto desde la perspectiva empresarial como familiar.
Un buen ejemplo es el de TCC, una empresa familiar de transporte y logística, fundada hace muchos años, que a pesar de haber sufrido el secuestro de conductores y tractomulas, y el incendio de muchas de ellas, continuó con su operación en todo el territorio, dentro de la institucionalidad y de la mano de la Fuerza Pública, siempre fiel a sus principios de no pagar rescates ni por personas ni por activos.

Gracias a la resiliencia de los empresarios y su determinación de seguir trabajando por el país, a pesar de las condiciones adversas, Colombia tiene un tejido empresarial sólido

Ahora bien, debido a esta decisión, TCC y otras empresas que actuaron de la misma forma se convirtieron en objetivo militar de estos grupos, obligándolas a mantener un muy bajo perfil –cero publicidad y cero prensa– para poder sobrevivir. Esto es muy distinto a lo que sucede en la mayoría de países, donde la buena gestión empresarial se destaca como un ejemplo para seguir.
Paradójicamente, este bajo perfil es parte de la razón por la cual poco se conoce del actuar y el aporte de las empresas durante los años del conflicto, como, por ejemplo, el trabajo social con comunidades que muchas desarrollan, incluso desde antes de que en el mundo se empezara a hablar de capitalismo consciente.
Gracias a la resiliencia de los empresarios y su determinación de seguir trabajando por el país, a pesar de las condiciones adversas, Colombia tiene un tejido empresarial sólido, compuesto por empresas grandes, pymes y micro, que sigue apostándole y contribuyendo al desarrollo y el crecimiento económico del país. Las empresas son las principales generadoras de empleo y las mayores contribuyentes al impuesto de renta, con el 80 por ciento del recaudo total.
En cuanto a las propuestas para la no repetición, el gran consenso está en la necesidad de fortalecer la presencia del Estado y de las empresas en los territorios. Igualmente, en acabar con la inequidad, generando oportunidades iguales para todos desde el momento de su nacimiento, independientemente de su origen social y económico. En la búsqueda de esta igualdad es fundamental involucrar a los jóvenes.
El conflicto, de una u otra manera, nos afectó a todos; por tanto, el tránsito hacia una paz sostenible lo debemos también hacer entre todos. Entender lo que pasó es fundamental para la no repetición, pero hay que hacerlo de manera objetiva, sin sesgos ni prejuicios.
(Lea todas las columnas de Rosario Córdoba Garcés en EL TIEMPO, aquí).
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