¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

2017

Que este año todo el mundo siga diciendo lo que le venga en gana, en fin, pero que ojalá tenga sentido, que no nos quite tiempo para lo importante.

Que no se dé en este 2017 un vicio que se dio tanto en el 2016: eso de llegar a moralejas antes de escuchar las historias; eso de sacar conclusiones antes de tener la información; eso de emitir sentencias antes de que se haga justicia. Podría llamarse “forzar la agenda”, “embutir la teoría”: reducir todo lo que ocurra a prueba de que uno tiene la razón, convertir las noticias en ejemplos de lo que uno va a pensar pase lo que pase. Hagan lo que hagan, las Farc van a engañar al país según los cazadores de señales del fin del mundo, según los alfiles uribistas: si los guerrilleros bailaron con los verificadores de la ONU, dicen, no es porque sean personas sino que es porque no lo son. Haga lo que haga, Santos será para sus detestadores el castrochavista infiltrado en el establecimiento que poco aumenta uno de los salarios mínimos más bajos del mundo, pero que en cambio sube el IVA al 19 por ciento.
Yo no voté por Peñalosa, pero una oposición súbita semejante a la que padeció el alcalde anterior, mala perdedora e indiferente a los hechos, propuso su revocatoria desde el primer día de su mandato: quizás ciertos bogotanos, como tantos ciudadanos del mundo de hoy, estén cayendo en la trampa de declarar en crisis a la democracia –que la crisis es su esencia– cuando sus candidatos son derrotados. Yo trato de no defender a ningún político como un creyente defiende a un pastor porque el oficio de opinar será el mismo gane quien gane, a no ser que gane otro peligroso populista, y hago lo mejor que puedo para no perder de vista la reflexión en estos días que llaman al activismo, pero también trato de reconocerles a los líderes serios su seriedad: cómo puede ser malo lograr la tasa de homicidios más baja de los últimos 40 años.
No estoy elogiando la frialdad del analista que va siempre “más allá”: no hay duda de que ponerse por encima, analizar como un deudo imperturbable capaz de saltarse las etapas del duelo, es una profesión necesaria, pero se corre el riesgo de estarle haciendo propaganda a la propia inteligencia, y ya. Creo en cambio que, en no pocas ocasiones, lo más sensato –lo más honesto desde el punto de vista intelectual– es la indignación o el pavor o el asco o el dolor. Y mi propósito de 2017 es no caer, por esa vía, en la trampa de ser el prejuicioso que repite que estamos condenados al fracaso; que somos solidarios con el Chapecoense pero indiferentes con las víctimas del conflicto; que los sospechosos no son culpables porque los hechos los señalen, y la ley los describa, sino porque encajan en alguna venganza.
Creo que el feminismo es lo mínimo: la medida de una democracia. Pero este año no quiero ser –yo, agazapado, a la caza de algún liberal menos liberal que yo– un iracundo de aquellos que lapidaron al músico Paul Simon por sentir en las redes sociales la muerte de la actriz Carrie Fisher, que fue su pareja durante catorce años, con, entre otras, las palabras “Carrie was a special, wonderful girl”. Simon, un liberal de 75 años que no opera sus redes, luego hizo borrar su personalísima despedida cuando vio que hoy hay cientos de barras bravas listas a forzar sus agendas, a leer lo que quieren entender incluso en los sagrados duelos ajenos: no dijo ‘woman’, sino ‘girl’, sí, y no podía ser una señal de amor, sino otra de machismo.
Que este año todo el mundo siga diciendo lo que le venga en gana, en fin, pero que ojalá tenga sentido, que no nos quite tiempo para lo importante.
Si para algo debería servir llenarse la cabeza de ficciones, que es lo que he hecho desde 1975, tendría que ser para vivir en lo concreto, para encarnar a los otros, para que la indignación no sea una violencia, sino un llamado a uno mismo. Que sea así el 2017.
Ricardo Silva Romero
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción