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El Gobierno, bajo cerco humanitario

Tiene razón Prada. Se trata de un cerco humanitario que le hizo la gente al gobierno Petro.

Pedro medellín
El ministro Prada tiene razón. Se trata de un cerco humanitario. En siete meses de gobierno Petro se han producido 4,75 protestas en promedio por día, que involucran bloqueos, paros y tomas en distintos puntos del territorio colombiano. Pero no se trata de protestas pacíficas o esporádicas. La mayoría de ellas implican tal grado de tensión y conflicto social, que incluso llega a una violencia que las fuerzas del Gobierno no han podido contener, ni tampoco resolver. A duras penas el Gobierno logra desactivar muchas de esas protestas, pero las razones siguen latentes.
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El informe del Observatorio de Derechos Humanos de la Defensoría del Pueblo (Boletín 2022), en el capítulo de conflictos sociales manifiestos (pág. 71 a 83), así como en el Informe de febrero de 2023, muestra que para estos siete meses una de cada cuatro protestas demanda “la presencia e inversión del Estado para mejorar la vida de las personas en áreas rurales y urbanas, y garantizar los derechos a la vida, libertad, integridad y seguridad de las personas y comunidades”; una de cada seis se produce por conflictos laborales; y una de cada siete, por demandas por educación o por la prestación del transporte y los servicios públicos; solo el 5 % surge de conflictos por erradicación y/o sustitución de cultivos; y el 4 %, por conflictos por propiedad de la tierra/vivienda. En ninguno de los casos el Gobierno puede decir que la protesta lo tomó por sorpresa, pues el sistema de alertas tempranas de la Defensoría del Pueblo le ha advertido con anticipación al mininterior que esas protestas se iban a producir. Otra cosa es que no hayan sabido reaccionar.
Hasta aquí lo que ocurre es un cambio político de proporciones: los colombianos han logrado tal capacidad de movilización y presión social para expresar sus reclamaciones y demandas, que han puesto al Gobierno Nacional y a los gobiernos territoriales contra la pared. El problema es que ese cambio no va de la mano de los partidos políticos, de las iglesias o las organizaciones sociales, ni mucho menos de las estructuras políticas cercanas al Gobierno, que creía tener una inmensa capacidad para movilizar la gente, pero no.

los colombianos han logrado tal capacidad de movilización y presión social para expresar sus reclamaciones y demandas, que han puesto al Gobierno contra la pared.

Lo peor está en que, detrás de la mayoría de estas protestas, están los grupos armados ilegales. Bien porque aprovechan las movilizaciones para infiltrarse y generar situaciones de hecho que afortunadamente la propia gente logra controlar, impidiendo que se tomen la protesta; o bien porque esos grupos armados están obligando a la gente a que salga a protestar o que suspenda sus actividades económicas, como está sucediendo en el suroeste antioqueño.
La radiografía del informe, sumada a las noticias de recurrencia en la invasión de fincas en el norte del Cauca, al bloqueo a la central hidroeléctrica del Guavio, o a las carreteras en Santander y La Guajira, el paro en el norte de Antioquia y su desconexión con la costa Atlántica o la toma de la empresa Emerald, en San Vicente del Caguán, revelan a un gobierno desbordado por la conflictividad que se explica por el incumplimiento de los compromisos adquiridos por gobiernos anteriores, o de las promesas de la campaña Petro, o por las expectativas que generan propuestas gubernamentales como la paz total. Es evidente que, ante la perspectiva de negociar con el Gobierno, los grupos armados quieran mostrar poder de fuego y control territorial que les dé un mayor margen en la mesa de negociación.
La decisión presidencial de amarrar las Fuerzas Armadas y de Policía o entregar la interlocución política del Gobierno con los grupos armados a un inexperto comisionado de Paz ha debilitado tanto la capacidad de presión y operación del Estado, que hoy solo es un actor que, sin control territorial, apenas puede contener las tensiones y conflictos que le plantea una comunidad desafiante. Tiene razón Prada. Se trata de un cerco humanitario que le hizo la gente al gobierno Petro. Todavía no sabemos qué tanto se expresará en las próximas elecciones de octubre. Pero lo hará.
PEDRO MEDELLÍN
Profesor titular de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional
Pedro medellín
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