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‘La guerra es el infierno’

Las Fuerzas Armadas son las hacedoras de la paz y la tranquilidad de la patria.

La profesión de las armas es inherente a la guerra, pues estudiamos con excelencia el arte y la ciencia militar; no quiere decir ello que soldados y policías no anhelemos la paz en Colombia. El británico sir Basil Henry Liddell Hart (1895-1970), destacado historiador y cronista militar, capitán del ejército inglés en la Gran Guerra(1914-1918), herido en combate y condecorado por su valentía; junto a su compatriota el general J. F. C. Fuller (1878-1966), fue uno de los principales autores de la revolucionaria doctrina denominada Blitzkrieg (guerra relámpago), que le permitió a la Wehrmacht en la II Guerra Mundial (IIGM) convertirse en la máquina de guerra más temible y profesional de ese tiempo.
Fue el mismo Liddell Hart quien definió al general William T. Sherman (1820-1891) como el “primer general moderno”, reconociendo en varios de sus libros que las ejecutorias del líder unionista en el campo de batalla lo influenciaron notablemente, comparándolo incluso con Napoleón y Escipión el Africano. Su gran legado en la guerra civil estadounidense sería insumo principal para construir la doctrina de la Blitzkrieg, que posteriormente harían famosa los icónicos líderes alemanes Rommel, Von Manstein y Guderian; y sobre esta doctrina militar, absolutamente disruptiva, los americanos crearían en la década de los ochenta, después del fracaso de Vietnam, la doctrina de la batalla aeroterrestre, una versión renovada de la guerra relámpago, que le daría al ejército de EE. UU. una contundente victoria en la primera guerra del Golfo (1990-1991), bajo el liderazgo del general Schwarzkopf (1934-2012).
Estudiar la guerra de Secesión americana (1861-65) es un imperativo para cualquier soldado profesional, pues en ella emergieron nuevas armas, novedosos equipos y revolucionarias tácticas y técnicas en la primera línea de batalla, garantizando a los ejércitos de la Unión, el desarrollo de una exitosa campaña militar cuyo momentum fue, precisamente, la captura, el 2 de septiembre de 1864, de la ciudad de Atlanta, que era el ‘centro de gravedad’ de los confederados y, por tanto, el esfuerzo principal de las tropas unionistas comandadas por Sherman en su gran “marcha hacia el mar”, con todas sus consecuencias. Dicha acción estratégico-operacional sería determinante para la reelección del presidente Lincoln en 1864, inclinando la balanza de la guerra a favor del Gobierno legítimo. Por ello, Sherman diría: “Ustedes no pueden calificar la guerra en términos más duros de lo que yo lo haré: ¡la guerra es el infierno!”.

William T. Sherman es un ícono militar del ejército de EE.UU. y de toda la nación americana; su figura emblemática nos recuerda la crudeza de la guerra y las cicatrices que tiene Colombia

Abraham Lincoln, un estadista estudioso de la historia castrense, admirador del general suizo Jomini (1779-1869), a través de los generales Grant y Sherman comprendió que el uso legítimo de las armas es un acto de fuerza para derrotar al adversario y así quebrantar su voluntad de lucha, pero también dilucidó que la guerra es la continuación de la política por otros medios (Clausewitz); en palabras de Robert Dallek (1934), historiador estadounidense, en su libro sobre Roosevelt: “El cometido de la política es alcanzar objetivos, y la guerra es el medio, y los medios jamás pueden estudiarse aisladamente de su propósito”.
Sherman es hoy un ícono militar no solamente del ejército de EE.UU., sino de toda la nación americana; su figura emblemática nos recuerda la crudeza de la guerra y las cicatrices que tiene Colombia después de más de cinco décadas enfrentando una amenaza terrorista, criminal y mafiosa. Sus hazañas del siglo XIX traídas a la actualidad nos hablan de la grandeza de los soldados colombianos de tierra, mar y aire, que junto con nuestros hermanos de la Policía Nacional, obedientes al poder civil y en el marco de los principios democráticos, somos los hacedores de la paz y la tranquilidad de la patria; por ello, las FF. AA. son el último bastión de la república.
Coronel Pedro Javier Rojas Guevara
Director del Centro de Doctrina del Ejército Nacional de Colombia
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