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Sin mermelada no hay paraíso

Con razón Gustavo Bolívar no quiere el sueldo de congresista: porque va a ser más rico que nunca.

Paola Ochoa
Apostemos a que Gustavo Bolívar escribe el guion más exitoso de todos los tiempos. Apostemos a que lo escribe antes de cuatro años, cuando ya esté hastiado del Congreso. Apostemos a que su convivencia con esa jauría de lobos hambrientos, le sirve de material para su próximo éxito taquillero. Y a que logra una trama tan cochina y fidedigna, que House of Cards va a parecer una serie de políticos ingenuos.
Bolívar se va a fajar un gran libreto, en medio del escenario más grotesco. Tendrá la habilidad para copiar los personajes, las escenas, los diálogos, los gestos, las intrigas, los sobornos, las coaliciones, las traiciones y los acuerdos de nuestro Congreso.
Escribirá magistralmente sobre las ambiciones, las pasiones, los odios, los amores y las venganzas que habitan en el alma de todos ellos. Hablará del mañoso y oscuro proceso con el que logran quórums y mayorías para aprobar leyes y proyectos. O, por el contrario, de la forma tan grotesca y absurda con la que logran engavetar buenas reformas –como la política, la pensional o la electoral– que amenazan a cientos de ellos.
Bolívar tendrá material de sobra para escribir sobre las adicciones de nuestro Congreso. Hablará de las fiestas con putas, las rumbas con prepagos, los encuentros con niñas menores de dieciséis años, las parrandas repletas de coca y trago. Y del desfile de asistentes con minifaldas que les hacen favores más allá del trabajo. Y de los catálogos con policías guapos, como los de la ‘Comunidad del Anillo’ que servían sexualmente a la Comisión Sexta del Senado.
Bolívar se va a deleitar escribiendo sobre las compras de votos –con lechonas y mercados– inspiradas en personajes como Yahír Acuña y Aída Merlano. Tomará nota de los sobornos de las firmas de infraestructura a los miembros de las comisiones Sexta y Cuarta del Congreso, como quedó claro con Odebrecht y sus millonarios entramados. Y sobre la impunidad rampante de los congresistas que sobornan magistrados para torcer sus procesos por ‘parapolítica’ o asesinato.
Gustavo Bolívar se va a dar un banquete con las comisiones Terceras y Cuartas del Congreso. Las mismas que dominaron los Musas y ‘Ñoños’ por años, pero que a partir de julio estarán a cargo de sus primos y hermanos. Esas donde reina el delfinismo y el nepotismo de nuestros políticos de antaño. Esas que reparten la ‘mermelada’ con la espátula de Findeter, Fonade y el DPS, mientras empalagan a los contratistas de sus regiones que financiaron sus campañas a Cámara y Senado.
Gustavo Bolívar tendrá material de sobra para hacer un capítulo como de Naturalia: con delfines, micos, sapos, perros, batracios, lagartos, orangutanes y ratas. Con los congresistas dueños del cartel de la hemofilia, del sida y de las regalías. Con los dueños de las universidades mercachifles, que se roban los ahorros de las familias más humildes con programas mediocres y profesores de quinta. Y con los poderosísimos clanes políticos de la Comisión Segunda, a cargo de los ascensos en la policía, uno de los principales focos de corrupción y politiquería.
Sin duda el Congreso será una mina de oro para este afamado libretista. Un curtido y sagaz escritor que sabe que la realidad siempre supera a la fantasía. Bolívar sabe que en el Legislativo va a encontrar las historias más rastreras y vulgares de la condición humana, un 'bocatto di cardinale' para un libretista como él.
Por todo esto es que Gustavo Bolívar no quiere su sueldo como congresista: porque sería un robo cobrar por algo que le va a producir las mayores ganancias de su vida.
Por eso le propongo lo siguiente, senador Bolívar: quédese con los 31 millones de pesos mensuales como senador de la República. En cambio, done todas las regalías de las obras que se deriven de esta aventura suya por los oscuros pasillos de la política.
Porque su novela –inspirada en el Congreso de Colombia– será un éxito de taquilla. Y debería beneficiar a los pobres de este país, que son las verdaderas víctimas.
PAOLA OCHOA
En Twitter: @PaolaOchoaAmaya
Paola Ochoa
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