Lo que está pasando con la campaña política en Estados Unidos da escalofrío: Donald Trump, el payaso del Partido Republicano, ha sacado las garras y ha quedado como un acosador, humillador y depredador de mujeres, sin límites ni control. Un simio sin cerebro que cree tener licencia para manosear y besar a cualquier fémina con un buen par de tetas. Un cerdo que se abalanza sobre ellas, sin tener permiso ni consentimiento de sus dueñas.
Las denuncias de cinco mujeres en los últimos días dan cuenta de eso: una fotógrafa a la que el magnate agredió sexualmente en un club nocturno en Nueva York, una exconcursante de El aprendiz a quien acosó sexualmente en un hotel de Beverly Hills, una invitada a quien le tocó el trasero en su mansión en Palm Beach, una periodista de la revista ‘People’ a quien besó por la fuerza durante una entrevista y una pasajera de un avión a quien manoseó como un pulpo de ocho brazos y tres cabezas.
A eso se suman otras dos perlas: un audio donde hace todo tipo de comentarios machistas y vulgares sobre las mujeres, y las denuncias de que espiaba semidesnudas a las adolescentes de Miss Teen USA, uno de sus estúpidos concursos de belleza. Denuncias que han despertado en los últimos días una discusión sin precedentes en la prensa gringa y también mundial por las repercusiones que tienen sobre la conducta de millones de hombres en todo el planeta. Y es que se trata, al fin y al cabo, del posible inquilino de la Casa Blanca por lo que resta de esta década.
La cosa ha llegado a tal tamaño que la propia Michelle Obama se ha metido con toda en la campaña. Acusó de frente a Donald Trump de ser un depravado, un pervertido, un violador y un depredador sexual. Como ella han salido a la palestra docenas de mujeres en todos lados que tratan de alertar sobre el peligro inminente de que un hombre así llegue al cargo más alto del planeta.
En Colombia deberíamos tomar nota de lo que está pasando. No es posible que sigamos tolerando unos jefes que se abalanzan sobre nosotras y nos acosan sexualmente hasta el cogote. No es posible que sigamos soportando que los medios de comunicación en Colombia nos tomen como objeto de burla y diversión. No es posible que sigamos acolitando tantos concursos y reinados, donde las mujeres desfilan como si fueran simplemente ganado.
Tampoco es posible que nos sigan considerando de un nivel intelectual inferior. Que nos marginen de los diálogos de paz en La Habana y ahora también de los diálogos con la oposición. La única mujer que participa es la Canciller y ninguna más cabe dentro de la primera línea de negociación.
Los hombres del país y del mundo no van a poder acabar ninguna guerra si no terminan primero con la que tienen declarada en contra nuestra: marginación, humillación, depredación.
PAOLA OCHOA@PaolaOchoaAmaya
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