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Malos días para Zeus

Es un olímpico gato persa que tiene cara de malas pulgas. Hace poco, le motilaron sus bigotes.

Zeus es un olímpico gato persa que tiene cara de malas pulgas, de señor al que no le han llevado el periódico en la mañana.
Es de esos gatos que escogen amo. Es más perro que gato. El felino les paga con desdén de mujer fatal.
Vive en “la eternidad del instante”, como Beppo, el gato de Borges. Asume que si un gato es todos los gatos, él, Zeus, es todos los felinos. Cuando oye hablar de gato encerrado se siente aludido.
Habría servido para ser Shocks, el gato de Bill Clinton. Se habría hecho el loco cuando Clinton convirtió en oral el Despacho Oval de la Casa Blanca, donde ahora mandan perros. Los votantes eligen el mismo día presidente y primer perro. El presidente Biden llevó dos.
Presidente sin mascota está condenado a salir por el sótano de la historia. Donald Trump no resistía mascotas que le ocultaran el sol.
Zeus no habría compartido Casa Blanca con Barney, el perro de Bush que avisó –el muy lagarto– a los gorilas de seguridad que su amo se había atragantado comiendo galletas. Le salvó la vida. Zeus habría seguido durmiendo y nos habría ahorrado varias invasiones.
Los gatos son vanidosos y tienen quien lo sea por ellos. La vanidad ajena le hizo pasar un pésimo rato a esta peluda alfombra de silencio. El anonimato es su credo. Lo que no le impide pensar que si los gatos no existieran, él mismo se habría inventado. Pero solo él.
Hace poco, Zeus estuvo en la peluquería, donde le motilaron gran parte de sus bigotes. Ahí fue Troya. Reaccionó caminando de para atrás. Se sentía vecino de ninguna parte.
En adelante, los dueños de Zeus, de todos los gatos, deberán exigir que los peluqueros acrediten diploma de zootecnista, así sea falsificado. Informes en la oficina del senador Macías, el Bachiller.
Hablando ex cátedra, un amigo gatófilo me aclaró que los gatos usan sus bigotes como sexto y séptimo sentidos.
“A través de ellos se informan de movimientos imperceptibles del aire, captan vibraciones minúsculas, los usan para medir el diámetro interno de los espacios por donde uno piensa que ellos no caben. Al cortárselos, se quedan en la oscuridad y se pierden en el espacio”, agregó.
Felizmente, recuperados los bigotes, Zeus está de regreso al jurásico sistema de caminar con silenciador en sus cuatro patas.
Óscar Domínguez G.
www.oscardominguezgiraldo.com
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