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Procesos civiles y penales en la pantalla

Un repaso a las cintas ‘El juicio de los 7 de Chicago’ y ‘Fragmentos de una mujer’.

Abogados litigantes, fiscales y defensores, jurados y jueces supremos, acusados y testigos, detectives e investigadores… Gracias a 'Perry Mason', la emocionante serie de televisión emitida entre 1957 y 1966, percibí, siendo estudiante de bachillerato, el misterio de crímenes e intrigas judiciales representado en los tribunales ante audiencias abarrotadas o discretas, con ese “juro decir la verdad, solo la verdad y nada más que la verdad”.
Porque desde hace cien años, el cine ha recreado la responsabilidad moral e histórica de juzgar en las cortes a presuntos culpables e indagar sobre las idoneidades de víctimas inocentes imputadas de intolerancias, delitos atroces, abusos sistemáticos y demás tensiones sociales. En ese género particular poblado de pesquisas y pruebas o coartadas, en contextos tanto humanos como sociopolíticos, evidenciamos que cualquier espectador asume posiciones heterogéneas en nombre de la justicia (y del poder).
Doce o trece ejemplos clásicos, entre muchos: 'La pasión' (1928), dolorosa ejecución de la santa de Orleans puesta en escena por el gran danés Carl Th. Dreyer; 'El proceso de Juana de Arco' (Robert Bresson, 1962), con textos originales del mismo interrogatorio inquisitorial; '12 hombres sin piedad' (Sidney Lumet, 1957), o tal número de jurados cómplices de un crimen; demonios y absurdos del proceso kafkiano según Orson, 'Testigo de cargo' (Billy Wilder), con dos excitantes cotejos a muerte, y 'Matar a un ruiseñor', en los estrados del racismo —las tres anteriores son de 1962—; 'El chacal de Nahueltoro' (1969), del chileno Littín, en torno a un humilde asesino colectivo condenado a la pena capital; 'Cadáveres exquisitos' (Rosi, 1976), cuando pone en jaque a honorables magistrados; 'Philadelphia' (Demme, 1993), con énfasis en derecho laboral y de salud; 'The People versus Larry Flynt' (Forman, 1996), o las violaciones a una primera enmienda constitucional; 'Custodia compartida' (Xavier Legrand, 2017), en campos reservados al derecho de familia; 'Cafarnáum' (Nadine Labaki, Líbano 2018), o un niño paupérrimo que demanda a sus padres por haberlo traído al mundo, y, a un clic, 'Lux Aeterna' (Gaspar Noé, 2019), con el trance de aquel rodaje del infame castigo de la hoguera.
'El juicio de los 7 de Chicago' ('The Trial of the Chicago Seven', Aaron Sorkin, Estados Unidos 2020). Las autoridades del estado de Illinois advirtieron que se trataría de entorpecer la Convención Nacional Demócrata de 1968, cuando la guerra de Vietnam estaba en uno de sus puntos más álgidos y Humphrey seguía la línea del presidente Johnson, antes de enfrentarse al republicano Nixon y ser posteriormente derrotado. En agosto se presentaron una serie de hechos irregulares en medio de movilizaciones pacifistas, protestas ciudadanas y motines callejeros aislados que fueron reprimidos por la policía federal. Las brigadas antidisturbios, entonces, pudieron haberse extralimitado en su deber constitucional de apoyar la libre expresión de los ciudadanos, y más cuando no es delito participar en desfiles ni luchar por los derechos civiles.
Dirigida y coescrita por Aaron Sorkin, el reputado guionista adaptador de 'La red social', la tan sonada querella civil llevó al banquillo de los acusados a siete individuos pertenecientes a grupos de roqueros movilizados, miembros de las Panteras Negras y “radicales de izquierda” —según el fiscal federal apellidado Schultz—. Los cargos: sabotaje y conspiración para cruzar fronteras estatales, alterar el orden público e incitar a la violencia. Hubo batallas campales, con porras y gases lacrimógenos, sin dejar de considerar que 'yippies', activistas negros y militantes demócratas no disponían de armas letales. Pero surgieron algunas dudas sobre quién o quiénes iniciaron los desmanes: ¿fue la policía, los protestantes o quizás algunos infiltrados del FBI?
El Departamento de Justicia instó a iniciar el susodicho juicio, que paralizó a la opinión pública estadounidense y dividió a sus conciudadanos. Un año después de los hechos revoltosos, con doce jurados y cuatro suplentes, se sucedieron amenazas e imputaciones por desacato que irían a concluir en episodios amedrentadores y bochornosos de extralimitación de funciones de los estamentos legítimamente constituidos. Esta sonante historia real, catalogada de 'thriller' judicial, ha sido recompensada con el Globo de Oro a la escritura de Sorkin y seis nominaciones al Óscar, que incluyen la de mejor película del año —al lado de 'Mank' y 'Nomadland'— y, por supuesto, aquella del libreto original, con reconstrucción de tiempos e intrigas marcadas por las emociones cíclicas de tan aguzado narrador. Todos los actuantes conservan sus nombres verdaderos, entre quienes cabe destacar los del juez Julius Hoffman, el líder afro Bobby Seale y el alborotado Abbie Hoffman. Recomiendo verla por Netflix, revisar su contexto histórico y practicar una relectura política anti-Trump.
'Fragmentos de una mujer' ('Pieces of a woman', 2020). Coproducción de Canadá y Hungría, dirigida por Kornél Mundruczó —de nacionalidad húngara, cuya anterior película fue la emocionante 'Buscando a Hagen'—. Linealmente se narra una maternidad frustrada y las secuelas dejadas en un joven matrimonio que se veía feliz y esperanzado. Comienza cuando el esposo ingeniero supervisa los pilotes de un puente —érase un 17 de septiembre—, escena seguida del desafortunado parto en casa, con el juicio alrededor del presunto homicidio culposo de una partera y, a medida que transcurren 6 o 7 meses, se presentan diversos episodios depresivos, desafectados y penales para culminar un 3 de abril con la inauguración del viaducto en referencia.
Presentada al mundo por el pasado Festival de Venecia, en pleno segundo pico de la pandemia europea, cuenta con la producción ejecutiva de nadie menos que Martin Scorsese. Filmada en Montreal y la provincia de Quebec, un árbol de manzana verde y sus semillas sirven de metáfora o 'leitmotiv'. Dos sobresalientes caracterizaciones: la media hora inicial del trabajo de parto que parece real —con una emotiva y valiente Vanessa Kirby, nominada al Óscar de actriz principal— y la señora Ellen Burstyn, ya octogenaria, en su rol de madre y suegra judía. Pero ¿quién es Kirby? Respuesta: la alegre o disfuncional princesa Margarita de Inglaterra, en el seriado 'The Crown'.
MAURICIO LAURENS
Cine al Ojo
maulaurens@yahoo.es
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