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A seis semanas

Llegó la hora de que Gutiérrez muestre sus cartas y aplique la estrategia adecuada.

Estamos a mes y medio de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. Son seis semanas decisivas y llenas de incertidumbre. Lo que hagan o dejen de hacer los candidatos será determinante para inclinar la balanza en una u otra dirección. Según las encuestas, la segunda vuelta se adelantó y hay un virtual empate técnico entre Petro y Gutiérrez. El desempate correrá por cuenta de los indecisos y de quienes se inclinan por los otros candidatos, empezando por Fajardo y Hernández.
Atraer a los indecisos y armar coaliciones con los candidatos que no pasen a segunda vuelta no será suficiente. Si los congresistas recién elegidos se involucran, podrían jugar un papel muy importante. Atraer nuevos electores y formar coaliciones es, en parte, la tarea de los jefes de debate de las campañas.
La escogencia del candidato o candidata a la vicepresidencia naturalmente genera mucha atención mediática, pues se trata de una persona que eventualmente podría asumir la presidencia. Pero me atrevo a decir que la escogencia del jefe de debate –si bien no es visible frente al electorado– es quizás más trascendental para el resultado en las urnas. La razón: su función es más estratégica que táctica.
No tengo duda de que Petro se anotó un gol con la escogencia de su jefe de debate al atraer una persona que conoce como pocos el oficio y que proviene de un sector político diferente al del candidato, lo que implica que puede sumar. Y en política lo que no suma, resta.
Y si se trata de restar hay que decir que la propuesta de reforma pensional de Petro seguramente le quitó más de un voto. La sola idea de que a la gente le expropien su ahorro pensional generó una rápida reacción negativa. Además, basarla en argumentos falsos –como decir que los administradores cobran una comisión de 30 % cuando en realidad es de 3 %– le quitó credibilidad, que debe ser el activo más valorado por cualquier candidato.
Soy de los que piensan que en un eventual gobierno de Petro el Congreso no será el contrapeso. Una mayoría frágil en el Legislativo le permitirá impulsar dos o tres proyectos bandera, como la reforma pensional. El respaldo político a estas reformas vendría por cuenta de la creación de un ingreso mínimo asegurado para un porcentaje amplio de la población. Utilizar el ahorro pensional para dar subsidios es una pésima idea, pero no creo que el Congreso oponga la resistencia necesaria.
Donde Petro encontrará un dique será en la Corte Constitucional, pues será fácil argumentar que trasladar el ahorro pensional privado a un fondo público es expropiatorio e inconstitucional. Y si suaviza la propuesta para decir que los ahorros pasados se quedan como están, pero que los aportes futuros irán a un fondo público, la Corte podrá argumentar que se está coartando la libertad de escogencia por parte del trabajador.
En ese caso, lo que veríamos más adelante, quizás en 2023, es un choque de trenes entre el Gobierno y la Corte. Mi preocupación es que el intento de reforma no termine ahí. Será fácil agitar las banderas en contra de la Corte, especialmente si lo que está en juego son los recursos para financiar el programa de ingreso mínimo. A juzgar por lo que ha ocurrido recientemente en Latinoamérica, la calle acaba imponiéndose. La posibilidad de una reforma constitucional para sacudirse de los contrapesos institucionales, como la Corte Constitucional o la junta directiva del Banco de la República, no puede descartarse. Esto sería un desastre.
Necesitamos el antídoto a las malas ideas. Ideas que empobrecen –como ocurriría si utilizamos el ahorro pensional para financiar subsidios–. Gutiérrez tiene que poder articular de manera persuasiva y convincente los riesgos económicos que esto representa, pero también debe pensar en cómo diseñar una estrategia política que le permita atraer un electorado diferente, especialmente en Bogotá, una ciudad con una intención de voto ampliamente favorable a Petro. Llegó la hora de que Gutiérrez muestre sus cartas y aplique la estrategia adecuada.
MAURICIO CÁRDENAS
En Twitter: @MauricioCard
(Lea todas las columnas de Mauricio Cárdenas en EL TIEMPO aquí).
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