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¿Víctima o sinvergüenza?

La fascinación por la saga de Pablo Escobar sigue copando los medios de comunicación.

María Isabel Rueda
Es increíble cómo la fascinación que tiene mucho de morbosa por la saga de Pablo Escobar y su descendencia sigue copando los medios de comunicación.
El primero en lanzarse al agua a sacarle jugo a ese hechizo fue Caracol TV, con ‘Escobar, el patrón del mal’. Fue una serie rigurosamente histórica, que incluso tenía en su equipo productivo a dos de las víctimas del capo, Juana Uribe, hija de Maruja Pachón; y Camilo Cano, hijo de don Fidel, lo cual garantizaba que no sería una producción apologética. Pero, desde luego, algo de eso es inevitable cuando los protagonistas son grandes criminales, a los que la gente ve desde la sala de su casa cometiendo las más espantosas y exitosas fechorías sin que el castigo final llegue hasta el último capítulo de la serie. Esta producción alcanzó 62,7 % de cuota de audiencia promedio, y fue uno de los estrenos más vistos en la historia de la televisión colombiana y en muchas partes del mundo.
La serie de ‘Popeye’ ya fue un resbalón. Por fortuna, porque ya estaríamos viendo la vida televisada de ‘Boliqueso’, ‘Icopor’, ‘Tomate’, ‘Arete’, la ‘Garra’, ‘Pasarela’, ‘Yuca’, ‘Pinina’ y el ‘Mugre’.
Luego vinieron éxitos mundiales de Netflix, como ‘Narcos’, muy bien producida pero con un pequeño problema: que el actor que hacía de Pablo Escobar hablaba portugués y no era comparable con la personificación impecable y hasta aterradora de Andrés Parra como el Pablo de Caracol.
Por su parte, la amante de Escobar, la presentadora Virginia Vallejo, escribió su propia versión, ‘Amando a Pablo, odiando a Escobar’, que tenía la fascinación de que una historia tan irreal hubiera sido cierta. Que una de las presentadoras más conocidas fuera tantos años la novia del capo más buscado del mundo, a plena luz del día y de las cámaras, y nunca pasara nada.
La versión de Virgina ha sido llevada ahora al cine por los actores Penélope Cruz y Javier Bardem, y quienes ya la vieron me dicen que es un bodrio. Con un guion muy malo que vuelve inverosímil lo que es una historia de la vida real.
Simultáneamente con toda esta explotación audiovisual, la familia de Escobar, en Argentina, con nombres cambiados, ha seguido haciendo su vida, pero en algún momento también resolvió sacarles provecho a los delitos del capo. Su hijo, hoy llamado Juan Sebastián Marroquín, ha escrito dos libros: ‘Pablo Escobar, mi padre’ y ‘Pablo Escobar, in fraganti’. Aunque el perdón que pide en nombre de su padre podría ser sincero, lo ha explotado comercialmente con mucho éxito.
La última noticia fue primicia de La W: que ese gran periodista que es Édgar Téllez le sirvió de ‘ghost writer’ a la viuda de Escobar, hoy María Isabel Santos Caballero, en el libro ‘Mi vida, mi cárcel’. Pero los primeros avances radiales del libro despertaron bastante indignación entre los oyentes por causa de su principal conclusión: “Soporté amantes, desplantes, humillaciones, mentiras, soledades, allanamientos, amenazas de muerte, atentados terroristas, intentos de secuestro de mis hijos, largos encierros y exilios: todo por amor”.
Para muchos, es la disculpa no de una víctima, sino de una señora sinvergüenza que sabía perfectamente que ella y su familia nadaban en ríos de oro precedidos por un chorrero de muertos. Hasta posa en el libro de haberse convertido en “coleccionista de arte” a sabiendas de que el dinero de tal exhibición provenía del narcotráfico. Pide comprensión al lector por no haber abandonado a Pablo. “Me llevaba once años de edad, vestía muy mal, se veía muy bajito a mi lado, usaba fijador lechuga para alisarse el pelo. La lista de peros era larga, pero no me importaba”. Realmente lo amaba y ha decidido hacerlo público en el libro en cuyo último capítulo revela un gran secreto de 44 años que no conocían ni sus propios hijos: la forma brutal como Escobar la hizo abortar a los 14 años.
Por eso, creo que esto no será lo último que sabremos de los Escobar. La vida de la familia en Argentina también tiene sus ribetes cinematográficos propios. María Isabel y su hijo, Juan Sebastián, están a punto de volver a la cárcel –de donde a ella la sacó el nobel de Paz Pérez Esquivel– por un asunto de lavado. La hija, Juana Marroquín, ha sido muy discreta, pero no ha logrado impedir que a los medios se cuelen sus problemas de depresión y obesidad. En cuanto a Juan Sebastián, hoy anda dedicado a dar conferencias sobre el perdón, el diálogo y la reconciliación, después de haber organizado una cita para darse la mano con dos víctimas de su padre: el hijo de Rodrigo Lara y el de Luis Carlos Galán.
Entre tanto… ¿Cuánto demora Netflix en producir su nueva serie, ‘Los hijos de la mafia’?
MARÍA ISABEL RUEDA
María Isabel Rueda
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