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¿Y del acoso moral?

¿Quisiera usted ver un país en que se respete la vida en todo sentido. Un país honesto? Yo también.

Luis Noé Ochoa
Esta semana me ufanaba de cómo he mejorado mi inglés, mientras pronunciaba el nombre de Harvey Weinstein, pero don Roberto Pombo, director de este diario, que no rebaja una, me dijo que aún me falta, pues es un apellido alemán. Ja. Lo mío es el campo.
Pero, en inglés, en alemán o en suaitano, Harvey es un animal. Y es inevitable referirse al caso de este poderoso productor de cine en Hollywood, acosador sexual caído en desgracia, menos mal, porque ellas ya saben que ‘No es hora de callar’.
En el cine, Weinstein está lleno óscares, se los ha ganado todos. Es el productor, por ejemplo, de 'El señor de los anillos', 'Shakespeare enamorado', 'El paciente inglés', 'El discurso del rey' y 'Mi semana con Marilyn', entre muchas cintas. No entre muchas Marilyn, sino películas. Y ahora, el protagonista de ‘Un monstruo suelto en Hollywood’.
Leí –con indignación, claro– la narración de más de una treintena de actrices que lo acusan de intentar hacerles casting íntimo para una cinta porno. Weinstein se valía de su poder y de trucos para llevar a las bellas mujeres a su habitación, y les proponía hacer el papel más indigno a cambio de uno protagónico. Cama por fama. Así humilló sexualmente a varias de ellas.

Hay que condenar a depredadores como Weinstein y defender a las mujeres. Y también, condenar a los que se dejan manosear la honra

De su calaña habrá más. Vamos a ver en qué termina este caso. Allá la justicia es un poco más seria. Esperemos que no le den hotel por cárcel. Por lo pronto, la Academia lo expulsó, y su esposa, la bella diseñadora Georgina Chapman, le ha puesto the end a su matrimonio. “Mi corazón está roto por las mujeres que sufrieron ese tremendo dolor”, dijo. Ojalá, aún con ese dolor, le tenga que mandar confeccionar un traje a rayas, o naranja, como se usa en USA para el que abusa.
Parece imposible que lo perdone. Y más después de esa campaña mundial que la actriz Alissa Milano inició por la redes: “Si has sido acosada o agredida sexualmente, escribe ‘yo también’ como respuesta a este tuit”. Tal vez dos mil millones dirán ‘yo también’ ”.
Porque este es un mal viejo. Las mujeres han sido atropelladas de muchas maneras, en todos los escenarios y sociedades. Pero hay que detener esto. Es parte de las enfermedades humanas, y también de la falta de valores, del respeto por el otro. Ellas deben sacar coraje y valor y denunciar. Y todos debemos estar con ellas, respaldarlas y oírlas.
El acoso sexual debería ser tema de la próxima campaña política, escribió el columnista Ricardo Silva. Lo apoyo. Es una tragedia. Aquí, en Colombia, entre enero y octubre de 2016 se reportaron 15.082 casos de violencia sexual contra mujeres, publicó este diario.
Pero, ya que hablo de respeto y violaciones, de sociedad enferma, hay varias clases de acoso. Pensemos en los acosadores morales, en los magistrados, senadores, exvicefiscales y demás que se han dejado llevar por los Weinstein de la corrupción a los hoteles y les han manoseado la honra. Claro que algunos no van vírgenes, parece, porque en la corrupción ya hay prepagos. Qué tristeza, qué pena. Ese sí que es tema de campaña, con respeto y altura.
Aparte de educar desde la infancia, desde el hogar, en el respeto moral, en ética, aquí también se debe hacer un campaña nacional: ‘Si has sido acosado(a) o agredido(a) moralmente, escribe ‘yo también’. Y podrán ser más. “Si ha sido usted robado por los corruptos, escribe ‘yo también’.
Se reventarían las redes. Y, como en el acoso sexual, denuncie al depredador, pero con pruebas. Porque a los corruptos se los coge de las pruebas.
En todo caso, ¿quisiera usted ver un país en que se respete la vida en todo sentido. Un país honesto? Yo también.
LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com
Luis Noé Ochoa
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