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Para alquilar balcón

No le ha ido bien a Petro en sus primeros 7 meses.

El momento que vive nuestro país está como para alquilar balcón. Pero no para salir a echar discursos desde allí, sino para ver, preocupados, lo que nos está pasando, inclusive adentro, en la misma casa del balcón de los discursos. La que una vez alguien llamó ‘de Nari’.
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Esta elisión gramatical no debería tener cabida, pero es tal vez porque se han venido perdiendo las formas protocolarias, la severidad y la dignidad de las instituciones.
Como para alquilar balcón fue la manera desconsiderada como el presidente Petro les expidió la renuncia, por TV, “a todo color”, como se decía antes, cuando apenas dejábamos el blanco y negro, a los ministros Alejandro Gaviria, de Educación; Patricia Ariza, de Cultura, y María Isabel Urrutia, del Deporte. Es el estilito, dicen las señoras. Lástima. O mejor, lastima.
Para alquilar balcón ahora el chicarrón de hipopótamo que le ha surgido al Gobierno, y directamente al Presidente, cuando su exnuera –que a veces nuera como los suegros esperaban– Dayssuris Vásquez dijo que el hijo mayor del Presidente, Nicolás Petro Burgos, recibió unos 5.000 millones de pesos de manos ilegales para la campaña de su papá. Y resulta acusado también el hermano del mandatario, Juan Fernando, de pedir plata a narcos extraditables para ingresarlos al programa de Paz Total, lo que lo pone en la picota pública.

Por ahora, el presidente Gustavo Petro ha tenido una actitud correcta. No es fácil decir que la justicia investigue a un hijo y a un hermano.

Esto no es solo de suma de dinero, sino de suma gravedad. Y de insospechadas consecuencias. Lo que se viene es un novelón con rating nacional de suspenso y dramatismo. Y de grandes costos políticos y sociales. Es que los protagonistas principales son nada menos que miembros de la familia presidencial. Ya se habla del primer capítulo, de si fue a sus espaldas. Así como hay novelas como La reina del sur, no faltarán los tonos machistas que hablarán de ‘La reina del despecho’.
Pero esto es muy serio y grave. Por ahora, el presidente Gustavo Petro ha tenido una actitud correcta. No es fácil decir que la justicia investigue a un hijo y a un hermano: “Debido a la información que se rumora en la opinión pública sobre mi hermano Juan Fernando Petro Urrego y mi hijo mayor, Nicolás Petro Burgos, le pido al Fiscal General de la Nación adelantar todas las investigaciones necesarias y determinar posibles responsabilidades”, expresó el mandatario.
La Fiscalía tiene que actuar pronto. Este país polarizado debe tener claridad sobre semejantes acusaciones. Nadie es intocable ante la ley, pero, mientras tanto, se necesita prudencia porque, sin desconocer la gravedad de tal denuncia, puede ser fácil aprovechar la leña seca para hacer hogueras. Pero el humo nos afecta a todos. Están de por medio la gobernabilidad y la institucionalidad presidencial.
Una cosa es la oposición; otra, el Gobierno. No le ha ido bien a Petro en sus primeros 7 meses. Los cambios prometidos, un tanto improvisados, se le han complicado mucho. Tiene al frente las reformas política, laboral, de la justicia y en especial la de la salud, que no goza de buena salud. Tiene nada menos que el desafío de la Paz Total, con un orden público en desorden.
Lo que vimos este jueves en Los Pozos, donde fueron retenidos 79 policías por unos 300 campesinos y murió un informado, envía un mensaje preocupante, pues le pueden estar poniendo la mano en el Caguán al mandatario a ver cómo reacciona. Necesita Petro mostrar que respalda y fortalece a las Fuerzas Armadas, que son los representantes del Estado. Y los narcocultivos crecen como la incertidumbre, con todo lo que se desprende de esa opulencia.
¿Y ahora esto?, como dicen en algunos hogares donde se pasa hambre y la niña resulta embarazada. Ojalá la verdad pronta sea la protagonista de este nuevo novelón.
LUIS NOÉ OCHOA
luioch@eltiempo.com
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