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Reformas para el fracaso

Estamos recorriendo un camino que nos llevará a aumentar la pobreza y fracasar como país.

No nos equivoquemos, el éxito de los países depende de las fortalezas de sus instituciones, el manejo de la economía y los incentivos que se generan en las personas. Esto ya está recogido en infinidad de textos económicos. Solo es necesario comparar cómo cree un individuo en la comunista Corea del Norte y qué pasa con una persona similar en Corea del Sur.
En la primera crece en la pobreza, sin iniciativa empresarial y la educación que reciben es propaganda para respaldar a un régimen que los explota. En el país vecino se generan incentivos para que las personas disfruten de la propiedad privada y se esfuercen por ser profesionales exitosos.
Colombia está hoy recorriendo un camino que solo lo guía la ideología y una narrativa donde se desprecia la iniciativa privada, donde las pymes y los emprendedores son tratados como enemigos y donde el Presidente de la República estigmatiza las empresas. Es el momento de que la ciudadanía se empodere y exija reformas que disminuyan la informalidad, pero que no ataquen la generación de riqueza.
Las reformas laboral y pensional presentadas por el Gobierno son tan desastrosas que pueden crear una bomba social colocada estratégicamente para colapsar el país en las propias décadas.
La modificación de la jornada nocturna para que comience desde las 6 pm y el aumento del recargo dominical serán desastrosas para el sector servicios, que apenas se está recuperando de la pandemia. Gran parte de centros comerciales, restaurantes, bares y tiendas en Colombia están abiertos en esos horarios y por ello la reforma tendrá un impacto directo en uno de los sectores que más genera empleos. En un momento en el cual los mejores economistas del mundo están anunciando que viene una fuerte recesión de la economía, y apenas a un año de terminada la pandemia, aumentar los costos de funcionamiento es un suicidio. Adicionalmente, el impacto no solamente se verá en el empleo, sino en el costo de los bienes y servicios, pues las empresas que no reduzcan sus nóminas aumentarán el costo de sus productos y con ello también subirá la inflación, que en este momento es el peor problema de la economía colombiana.
Como lo señaló Bruce Mac Master, el Gobierno está expidiendo un certificado de defunción al emprendimiento, tal como lo atestigua el presidente de Rappi, los trabajadores digitales no tendrán un espacio en nuestra economía, queremos vivir en el pasado, ese que le gusta a tantos comunistas, donde todo dependa del Estado y donde el individuo sea anulado por lo colectivo.
No podemos tapar el sol con un dedo. Colombia recibió más de 3 millones de inmigrantes en menos de 5 años, lo cual era una obligación moral ante un pueblo explotado por la dictadura de Maduro (ahora nuevo mejor amigo del Presidente, pese a que lo negó durante la campaña). Sin embargo, la falta de planeación y de ayuda internacional ha hecho que persista la crisis humanitaria. ¿Qué pasará si quiebra Rappi y las decenas de miles de personas de ese sector se quedan sin sustento?
La reforma termina eliminando la prohibición de huelga en servicios públicos esenciales, a través de un artículo lleno de ambigüedades y micos. Tan absurda es la norma, que cuando se refiere a la prohibición la termina permitiendo en una redacción totalmente contradictoria: “Se permite el derecho de huelga en todos los servicios, salvo en aquellos considerados esenciales en el sentido estricto del término, en los que podría adelantarse con la previsión y respeto de Servicios Mínimos”, es decir que en la norma que antes contemplaba la prohibición, ahora la permite. Las consecuencias de esta modificación serán desastrosas para el funcionamiento del Estado, y de la vida de las personas, y refleja un objetivo claro del Gobierno: dejar caballos de Troya por todas partes por si no se eligen en 3 años y así paralizar al país.
Estamos ‘ad portas’ de matar los motores de prosperidad y acabar con los incentivos para que en Colombia crezca una próspera empresa privada, olvidando que las empresas crean mercados inclusivos. Estamos recorriendo un camino que nos llevará a aumentar la pobreza y fracasar como país. Parece que queremos reformar para el fracaso como lo hizo Venezuela, donde más de 2.300.000 venezolanos tienen déficit nutricional y aparece en los primeros puestos del índice de miseria.
LUIS FELIPE HENAO
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