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Saltimbanquis

Barreras y Benedetti ahora piensan hacer su agosto bajo el paraguas del hoy poderoso Pacto Histórico

Dice mi Pequeño Larousse Ilustrado que saltimbanqui quiere decir acróbata, equilibrista, feriante, trapecista, volantinero. Descripción que les cae como anillo al dedo a aquellos políticos que cambian de partido como cambiar de camisa. Hoy me refiero concretamente a los honorables senadores Roy Barreras y Armando Benedetti, quienes luego de militar en otros partidos cayeron como aerolitos al Pacto Histórico de Petro. Y no propiamente por ser “petristas” de corazón, sino porque este puntea en todas las encuestas. Y aunque las propuestas políticas de Petro no sean las de Barreras o las de Benedetti, si es que ellos las tienen, ni son las que más le convienen a un país que está de capa caída, lo cierto es que el líder de la izquierda puntea. Y en medio de esta oscuridad y de esta cruel incertidumbre, lo más seguro y lo más conveniente para estos oportunistas, quienes para cambiar de rumbo son unos aviones, es acercarse al sol que más alumbre.
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Roy Barreras, quien fue paladín de las ideas liberales y ejerció un muy buen papel como senador emprendedor y progresista, se ve como mosco en leche liderando las propuestas a menudo inconvenientes de Gustavo Petro. Y ahora, como jefe de campaña, la imagen de Barreras es cada vez más decepcionante. Es extraño que Petro, que es tan vivo y tan desconfiado, le haya entregado la batuta de su campaña a un senador que ha dado tantas volteretas y que ha cometido tantos errores políticos.

Es extraño que Petro, que es tan vivo y tan desconfiado, le haya entregado la batuta de su campaña a un senador que ha dado tantas volteretas y que ha cometido tantos errores políticos.

Es vox populi que muchos políticos colombianos, en desarrollo de sus campañas proselitistas, piensan más en que les vaya mejor a ellos y no mejor al país ni a sus habitantes. Por eso no tienen inconveniente en cambiar de partido cuando un partido contrario va viento en popa y el suyo está de capa caída. Los senadores Barreras y Benedetti, metidos ahora en un partido que no es el suyo, y comandados por un jefe que antes no admiraban pero sí temían, ahora piensan en hacer su agosto bajo el paraguas del hoy poderoso Pacto Histórico, partido que ha sido muy cuestionado esta última semana por audacias muy negativas. Por ejemplo, la “visita” del hermano de Petro a la cárcel de La Picota para contactar a pesos pesados del ‘carrusel’ de la contratación como Iván y Samuel Moreno Rojas, nietos del dictador Gustavo Rojas Pinilla, quienes le pusieron conejo a la ciudad de Bogotá, crimen que les costó varios años de cárcel que todavía están pagando.
Esa visita, en apariencia caritativa, del hermano de Petro a presos condenados en la cárcel le salió mal al candidato de la Colombia Humana, porque detrás del acto generoso venía una jugadita que se frustró porque la descubrieron a tiempo sus contradictores. Encima de todo, a Petro le ha tocado asistir ante notarios para tratar de certificar la veracidad de sus declaraciones, porque sus opositores no creen ni confían en lo que afirma Petro.
No obstante las muchas gotas amargas que ha soportado el caudillo del Pacto Histórico, sus seguidores siguen llenando plazas para terror de sus contradictores, que vemos en el combativo senador el peligro inminente de convertir a Colombia en una dictadura tan peligrosa y tan devastadora como la de Venezuela, comandada por un hombre tan ignorante y peligroso como Nicolás Maduro. El terror de los colombianos ante una posible presidencia de Gustavo Petro es que a la vuelta de nada Colombia caiga en picada como cayó Venezuela, antes la nación más rica del subcontinente y hoy la más emproblemada y desgraciada.
Falta poco para las elecciones, y lo único cierto es que el porvenir de Colombia depende de cómo votemos en mayo y en junio. A pesar de que puntea el aspirante que ofrece el oro y el moro, como quien ofrece maní a la entrada de los teatros, nuestro voto puede definir el porvenir de una nación que fue ejemplo en el subcontinente, pero que hoy se debate entre la desesperanza y el desespero que alimentan el populismo.
De nosotros depende que nos vaya mejor; ojalá podamos salir de este moridero que algún día fue una brillante realidad, con esperanzas, ilusión y un futuro prometedor.
LUCY NIETO DE SAMPER
lucynietods@gmail.com
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