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Martha Bossio

Su partida enluta a la televisión colombiana, y a quienes tuvimos la suerte de conocerla.

Inmensa tristeza me produjo la noticia de su muerte. Fuimos amigas y compañeras de trabajo durante largos años. Por eso tuve la fortuna de conocer y admirar sus cualidades y su enorme talento, y conocí una parte de los numerosos trabajos que realizaba. Era profesora de comunicación en varias universidades como la Jorge Tadeo Lozano, la Javeriana y otras. Conocí y disfruté su extraordinaria preparación profesional y su envidiable inteligencia. Martha Bossio era una investigadora compulsiva y una profesional superdotada. Y era una libretista de televisión fuera de serie. Fue ella quien introdujo la música y el humor en las telenovelas colombianas que tanto éxito nacional e internacional han tenido.
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Hija de un coronel del Ejército y de una dama de la sociedad boyacense, Martha, desde niña, demostró tener una fuerte personalidad. A su mamá le costaba trabajo meterla en cintura, porque Martha era una niña voluntariosa. No se dejaba de nadie. Y cuando su mamá lograba dominarla, era tal el escándalo que armaba que no había más remedio que perdonarla. Tras alguna de esas pataletas, su mamá la encerró en el garaje. ¡Quién dijo miedo! Martha comenzó a gritar como una cazadora. “Me están matando, me están maltratando”. Por supuesto, y para evitar que sus vecinos oyeran esas mentiras y se escandalizaran, su mamá no tuvo más remedio que perdonarla.
Martha era inteligente e imaginativa. Cualidades que le sirvieron para destacarse cuando niña y para sobresalir como gran libretista de TV y como profesora en varias facultades universitarias de Comunicación Social. No era una profesora convencional, de esas que se sientan a dictar cátedra. Era, ante todo, una promotora, una estimuladora e impulsadora de talentos. Ponía a pensar a sus alumnos. Destacaba y valoraba sus cualidades y los hacía vivir sus clases y sus enseñanzas, no como alumnos disciplinados y obsecuentes, sino como seres creadores e innovadores. Sus clases se convertían en una promoción del talento, en un desafío de propuestas y en una exploración de novedades. Estimular la imaginación y la inventiva de sus alumnos era su modus operandi.
Martha me contó alguna vez que una tarde recibió una llamada muy peculiar e inesperada. “Habla Gabriel García Márquez”, le dijo la voz al otro lado del teléfono. Convencida de que era alguno de sus amigos que se quería divertir “mamándole gallo”, Martha le dijo: “Y aquí le responde Sofía Loren”. Tras una sonora carcajada, el Nobel se volvió a identificar, y sorprendida y apenada, Martha quedó paralizada. Luego de oír sus disculpas, García Márquez le dijo que el objetivo de su llamada era invitarla a participar en un taller sobre televisión que se iba a desarrollar en la ciudad de San Antonio de los Baños, en Cuba. Superada la vergüenza e inmensamente agradecida, Martha aceptó encantada tan prometedora invitación. Y durante un mes estuvo en Cuba, practicando y aprendiendo más sobre televisión.

Martha era inteligente e imaginativa. Cualidades que le sirvieron para sobresalir como gran libretista de TV y como profesora de en varias facultades universitarias de comunicación social.

Sin embargo, algo agobiada y preocupada por estar tantos días lejos de su hijo, que era muy pequeño, Martha le dijo a Gabo que quería regresar a Colombia. “Vamos a uno de los mejores anticuarios para que escojas algo, como recuerdo de este viaje” le dijo Gabo. “Muchas gracias, pero no quiero regalos; más bien quiero un consejo tuyo”, le contestó ella. Entonces Gabo le dijo: “Escoge un libro de esta biblioteca. Ábrelo y lee la primera frase”. Martha escogió El coronel no tiene quien le escriba, abrió el libro por la primera página como el maestro le había indicado, y en voz alta leyó esa primera frase: “El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita”. “¿Ves?”, le dijo Gabo, “así se está demostrando el valor de lo concreto”.
La partida de Martha Bossio enluta a la televisión colombiana, y a quienes tuvimos la suerte de conocerla y compartir experiencias con ella. Nos deja un inmenso vacío, muy difícil de llenar. “Descansa en paz, querida Martha”, le decimos con enorme tristeza muchos de sus amigos. “Algún día, todos nos volveremos a encontrar”.
LUCY NIETO DE SAMPER
lucynietods@gmail.com
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