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Otra vez... prestación de servicios

Una monstruosidad que va en absoluta contravía de los derechos laborales de los colombianos.

Juan Pablo Calvás
Sherly regresó de la licencia de maternidad a retomar su trabajo como estratega de redes y community manager de una entidad estatal, más exactamente en uno de los canales de la televisión pública. Al ocupar su puesto de trabajo, luego de esas 16 semanas dedicadas a su bebé, fue convocada por sus jefes para notificarle que no iba a seguir trabajando en la empresa, pues en su cargo se necesitaba una persona distinta con un perfil diferente.
¿Qué pudo haber pasado por la cabeza de Sherly cuando recibió la noticia? ¿Alegría porque ahora podría pasar más tiempo con su bebé? ¿Angustia porque evidentemente se quedó sin un ingreso para sostener a su recién nacido? ¿Rabia por la manera como la estaban sacando apenas regresó de su pausa para la maternidad?
Poco pudo hacer para defenderse. Pidió reunión con el gerente de la entidad para conversar sobre la situación y tratar de salvar su empleo al menos durante el periodo de lactancia que está protegido por la ley, pero el intento fue en vano. El gerente, seguro para sacársela de encima, la citó a una reunión, pero en lugar de aparecer él en la sala de juntas y darle la cara a la novel madre, aparecieron no uno ni dos, sino tres abogados con los colmillos bien afilados y llenos de argumentos legales para señalar que nada se podía hacer ante la situación.
Primero le dijeron que su perfil ya no coincidía con las necesidades de la entidad. Ella les mostró su hoja de vida y sus conocimientos, hecho que desvirtuó el argumento. Luego le dijeron que no era cuestión del perfil, sino que el área en que ella trabajaba se iba a someter a un proceso de reestructuración, motivo por el cual su cargo iba a desaparecer. Ella les imploró que al menos la reubicaran en la empresa mientras pasaban los meses de lactancia. La respuesta de las fieras del gerente fue: es que usted es contratista por prestación de servicios y no tiene derecho a nada.

¡Hágame el favor! Entonces, por culpa de esos contratos de prestación de servicios ni siquiera se les puede garantizar un poco de tranquilidad a las madres lactantes

¡Hágame el favor! Entonces, por culpa de esos contratos de prestación de servicios ni siquiera se les puede garantizar un poco de tranquilidad a las madres lactantes. ¿Estamos a merced de lo que diga el patrón sin ningún tipo de consideración?
Varias veces lo hemos dicho: esos contratos de prestación de servicios, tan útiles para simular que una entidad del Estado es pequeña, tan prácticos para garantizar la circulación de los nombramientos políticos a diestra y siniestra, son una monstruosidad que va en absoluta contravía de los derechos laborales de los colombianos. ¿Hasta cuándo?
En el caso de Sherly, y gracias a los buenos oficios de unos abogados que se ofrecieron a colaborarle, la situación parece tomar un matiz distinto, pues a través de una acción de tutela estaría a punto de ver restablecidos sus derechos (así los abogados digan que no tiene ninguno). ¿Pero qué pasa con aquellos que no tienen la buena fortuna de contar con unos abogados que también les muestren los colmillos a las fieras del gerente? ¿Es el fin de los derechos laborales?
Hace rato, a este país se le fue la mano en el uso de esa figura de contratación para justificar lo injustificable: tener empleados de segunda categoría, que no devengan vacaciones, que no perciben prestaciones, en fin, trabajadores que trabajan, pero sin los derechos que asisten a un empleado formal. ¿Hasta cuándo?
Por lo pronto, y como sé que se lo están preguntando, la empresa es RTVC, y el gerente de nuestra historia es Juan Ramón Samper.
#PreguntaSuelta: ¿entonces aquello de que no se iban a hacer nombramientos diplomáticos con matices políticos en este gobierno no era más que un canto al viento?
Juan Pablo Calvás
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