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La paz necesita gerencia

Si la logística de la paz y su gerencia colapsan, los acuerdos pueden naufragar.

Juan Lozano
Sorprende que un gobierno que le apostó casi todo a la negociación con las Farc, y que en tantos frentes importantes de la vida institucional parecía haber renunciado a gobernar para concentrarse casi que con exclusividad en las Farc, no esté listo cuando le llega su hora de poner en marcha los acuerdos.
Campeones para el discurso y las promesas, la ejecución puntual y eficaz de tareas –con algunas excepciones– no ha sido el fuerte de esta administración. Eso hace parte del ADN de este gobierno, resumido en un precipicio entre adornados ofrecimientos y el precario balance de logros. Los acuerdos con las Farc deben sustraerse de esta práctica.
Para el futuro del proceso, más letal que mil discursos uribistas en el Congreso sería el propio fracaso operativo del Gobierno en la logística de la paz. Y aunque apenas está arrancando la ejecución de los acuerdos y resultaría más que temerario y prematuro hablar de fracasos en etapa tan temprana, las señales de alarma de la primera semana del año se han encendido profusamente y ponen de manifiesto que no se han aprendido las lecciones del pasado para sortear con éxito los desafíos del proceso.
En síntesis: no nos podemos quedar a vivir en el mundo de las polarizaciones grandilocuentes del plebiscito. Gústenos o no, compartamos o no la orientación del proceso, la postura del Gobierno y el contenido de los acuerdos, lo cierto es que los hechos que ya se han generado en el proceso con las Farc y los compromisos asumidos por Santos requieren una gerencia eficaz, actuante, transparente, ejecutora y ejecutiva, así como una microgerencia esmerada que responda por todos los detalles para impedir que el Gobierno incumpla su palabra y dé pie a las Farc para decir que el Estado se burla de sus obligaciones, sustrayéndose de cumplir los que son suyos.
El Presidente de la República fue a visitar una de las zonas de preconcentración tras reiteradas advertencias de las Farc sobre los retrasos e incumplimientos del Gobierno y comprobó que las palabras de las Farc eran ciertas, que los cronogramas estaban incumplidos, que las tareas estaban sin completar y que los campamentos no estaban listos.
No había transcurrido la primera semana del año y ya el Estado salía a deberles a las Farc. Y aunque las Farc no han cumplido con su compromiso de retorno de los menores reclutados criminalmente en sus filas, disponían de evidencia contundente para advertir que no se estaban garantizando las condiciones necesarias para su desmovilización y posterior desarme.
Independientemente de las decisiones que vengan de las altas cortes (que mi Dios y su sentido de patria y justicia iluminen a los magistrados), corresponde al Gobierno hacer un balance sereno y autocrítico para introducir los correctivos operativos que le permitan cumplir con sus responsabilidades.
Cabe preguntarse quién será el gerente responsable en la frondosa maraña de tareas y roles de instancias, consejos, comités, agencias, comisionados, altos comisionados, consejeros, altos consejeros, asesores, consultores, ministros, supraministros y viceministros que han montado para este proceso. No puede haber tanta gente, con tantas tareas superpuestas y cruzadas, porque al final del día ninguno termina respondiendo por la ejecución de los acuerdos. Todavía están a tiempo. Parece un tema menor frente a la inmensidad de lo que está en juego, pero si la gerencia y la logística en esta etapa no funcionan, el proceso colapsa y fracasa.
Un reconocimiento: hizo bien el Presidente de la República en firmar la ley de ampliación de la licencia de maternidad, impulsada por los congresistas Tatiana Cabello, Iván Duque y Christian Moreno y votada por todos los partidos representados en el Congreso. Ese es un poderoso instrumento para construir un mejor país. Gracias, Presidente.
JUAN LOZANO
Juan Lozano
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