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¿Todos somos Ruby?

¿Ninguna mujer puede quitarse el sostén en las playas del país? Me parece un acto de discriminación.

Juan Esteban Constaín
Se llama Ruby Pacheco y para mí ya es uno de los personajes del año en Colombia. Es más: no sé cómo ni por qué todavía no se ha lanzado a la Presidencia de la República, y eso que es la única que no lo ha hecho en estas elecciones en las que por primera vez en la historia habrá más candidatos que votantes. Desde aquí le pido a Ruby que deponga todo interés personalista, como dicen, y que se lance ya por el bien de la patria.
Ruby no tiene partido, según entiendo, pero sí milita en el movimiento de los ‘raelianos’: un grupo diverso y unido por la creencia común y revelada de que el mundo fue creado por los extraterrestres –unos extraterrestres, al menos–, los cuales vendrán a salvarnos cuando todo esto termine, parece que muy pronto. En el ‘raelianismo internacional’, como se llama el movimiento, Ruby puede tener una importante cauda electoral.
Sea lo que sea, Ruby ya cuenta con mi voto en la primera vuelta. Sobre todo por lo que le ocurrió hace más o menos un mes en una playa en Cartagena, en la que decidió celebrar, como lo manda su religión, el día mundial del topless. Así que procedió en consecuencia y se quitó el brasier de su vestido de baño y con los senos al aire, junto a una amiga y correligionaria, se lanzó a oficiar ese ritual raeliano que es de los más importantes y sagrados que hay.
Terrible error: a los pocos minutos llegó la Policía Nacional, siempre implacable y expedita cuando se trata de resolver casos así, para multar a Ruby y a su amiga por infringir el literal ‘b’ del numeral 2 del artículo 33 del Código de Policía, en el que se custodia la moral pública (y púbica) de la sociedad colombiana y que prohíbe “realizar actos sexuales o de exhibicionismo que generen molestia a la comunidad...”.

A Ruby le impusieron una multa de más de 450.000 pesos por mostrar el busto en Cartagena.

Parece que la ley no es taxativa en este caso pero la interpretación convencional –la jurisprudencia, que también es fuente de derecho– establece que las mujeres no pueden exhibir sus senos ni sus demás partes pudendas en las playas de Colombia. Se considera que es una afrenta: un atentado contra las buenas costumbres, el decoro y la decencia. Lo mismo que en China, Arabia Saudita, Irán, Pakistán, etcétera.
En fin: a Ruby le impusieron una multa de más de 450.000 pesos por mostrar el busto en Cartagena. Su amiga, que incurrió en la misma contravención, no pudo ser multada porque, según la Policía y los medios locales, nacionales, mundiales e interplanetarios que dieron la noticia, “no portaba la cédula”. Pero más grave aún, no portaba la fotocopia de la cédula al 150 %, que es el verdadero documento de identidad en Colombia.
Me gustaría saber, eso sí, cuál es el criterio jurídico, moral y estético desde el cual los policías de Cartagena interpretaron la norma y multaron a Ruby. ¿Ninguna mujer puede quitarse el sostén en las playas del país? Me parece un acto oprobioso de discriminación, pues además todos sabemos que después de cierta edad hay hombres que tienen los senos mucho más prominentes que los de cualquier mujer, e igual los exhiben sin reato ni vergüenza, casi eróticos.
La propia Ruby, con templanza ejemplar, toda una estadista, invocó el artículo 13 de la Constitución, que reza: “Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o filosófica...”.
Parece un chiste o una anécdota menor pero no lo es en absoluto: ¿por qué los hombres sí podemos andar en topless por toda Colombia y las mujeres no?
Solo pregunto, aunque sé que esto puede acabar, siendo como somos aquí, en que a todos nos obliguen a llevar brasier.
JUAN ESTEBAN CONSTAÍN
www.juanestebanconstain.com
(Lea todas las columnas de Juan Esteban Constaín en EL TIEMPO, aquí)
Juan Esteban Constaín
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