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El plebiscito, ¿para qué?

El plebiscito, ¿para qué?

Santos debería desistir de continuar con el plebiscito y evitarle al país un inmenso desgaste institucional, político y económico.

La obsesión del presidente Santos por llevar a cabo un plebiscito innecesario podría tener graves consecuencias políticas para todos, incluso para la misma paz.

Primero: porque las Farc expresaron, desde el comienzo y hasta el cansancio, que no estaban de acuerdo con ese mecanismo para refrendar lo acordado. Lo que querían, en ese momento, era la Asamblea Nacional Constituyente (ANC).

Segundo: con la aceptación del Gobierno de la propuesta de las Farc de hacer el blindaje del acuerdo final mediante la inclusión de un artículo transitorio en el acto legislativo que estaba en curso en el Congreso, introduciéndolo en el bloque de constitucionalidad, la guerrilla manifestó, a través de ‘Timochenko’, cuando fue aprobado, que ya no era necesaria la ANC.

Esto significaba que lo que se pretendía introducir en la Constitución por medio de una ANC, ya lo habían logrado con la aprobación del artículo transitorio en el acto legislativo para la paz. Días después, ‘Jesús Santrich’ dijo que sí era necesaria una ANC, reconociendo implícitamente que había sido un error de ‘Timochenko’ haber cantado victoria antes de tiempo.

Tercero: mientras el presidente Santos en el Foro Económico Mundial, en Medellín, manifestó que si no se aprobaba el plebiscito, las Farc volverían a la guerra, pero en las ciudades, estas, días después, salieron a desmentirlo y dijeron que aprobado o negado seguirían en el proceso.

Cuarto: en la última reunión en La Habana, en la cual se firmó el cese bilateral del fuego, Humberto de la Calle manifestó, como un logro importante, que las Farc habían aceptado el plebiscito. Afirmación extraña, pues ya se había aprobado en el Congreso el artículo transitorio que blindará el acuerdo final.

Quinto: en el Comunicado n.° 30 (18 de julio del 2016), Expediente PE-045 - Sentencia C-379 del 2016, de la Corte Constitucional quedó establecido que el plebiscito no es vinculante ni política ni jurídicamente, que solo vincula al presidente Santos, y que tampoco servía para refrendar el acuerdo final. Así las cosas, el plebiscito prácticamente no sirve para nada.

Santos, habida cuenta del alcance de la sentencia citada, debería desistir de continuar con el plebiscito y evitarle al país el inmenso desgaste institucional, político y económico que conlleva. Honrar su palabra de llevarlo a cabo en esas condiciones es innecesario, pues demostrarle a Uribe que le puede ganar este pulso, con todo el aparato estatal detrás, resulta más perjudicial que beneficioso para el proceso de paz y el clima de convivencia política, pues sin duda se agudizará más la polarización del país.

En conclusión, todos los colombianos están de acuerdo con la búsqueda de la paz, con la negociación para conseguirla, pero una parte no está de acuerdo con las condiciones acordadas. Por eso es una insensatez del Gobierno querer matricular como guerreristas a los que quieren votar ‘No’ en el plebiscito, máxime cuando se ha vuelto irrelevante, según la Corte Constitucional y las Farc. ¡Qué descanso no tener plebiscito! Además, nos ahorraríamos dos meses claves para la reforma tributaria.

Jorge Bustamante

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