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De vender zapatillas a fenómeno mundial

Quién es este fenómeno que llevó al Bayern Múnich al triplete de oro —Liga, Copa y Champions—.

Jorge Barraza
“Bueno, pero ¿y quién es este tío?”. La pregunta se fue propagando tras cada uno de los éxitos del Bayern Múnich, y apuntaba a su entrenador, un sujeto ignoto, silencioso, sencillo, discretísimo, casi oculto, que se quita cualquier mérito de encima como quien se sacude el polvo de la chaqueta. Que casi no da entrevistas, apenas las obligatorias ruedas de prensa pre y pospartido. Y nunca una declaración rimbombante o fuera de tono, siempre de confianza en sus jugadores y de respeto a sus rivales.
Quién es este fenómeno de Hans-Dieter Flick, que llevó al Bayern Múnich al triplete de oro —Liga, Copa y Champions— con un fútbol arrasador y un promedio de eficacia jamás registrado en la alta competencia: 92,59 %. Traducido: ganó 100 de los 108 puntos que disputó. Y un detallito adicional: tomó al Bayern interinamente, en una minicrisis que hizo caer al anterior conductor Niko Kovac tras una fea derrota frente al Frankfurt por 5 a 1.
Tan sensacional fue la reacción del equipo que primero le dieron el buzo por unos partidos hasta Navidad mientras buscaban nuevo técnico, luego lo confirmaron por el resto de la temporada (“Oigan, no lo hace mal, eh…”) y por último le hicieron contrato hasta 2023. Síntoma de que con los triunfos el propio Rummenigge se fue convenciendo de la conducción de Flick. En verdad, toda Alemania sabía de su capacidad, pero más como ayudante, planificador o director deportivo.
—La realidad es que en el Mundial 2014 Flick fue coentrenador de Löw, no solo su asistente, tomaba determinaciones, como sacar a Mertesacker después del partido con Argelia en octavos de final para dar mayor seguridad a la defensa —acota Abel Völkner, colega peruano-alemán.
En el mismo tono, la página oficial de la Bundesliga lo califica como “el autor intelectual de la última conquista alemana” y subtitula: ‘El estratega de la Alemania campeona (de 2014)’. Sin morderse la lengua, Bundesliga.com habla de “genial aporte al tetracampeonato. Si bien el nombre que todos conocen es el de Joachim Löw, Flick es el genio tras bastidores. Encargado de coordinar la estrategia y táctica teutona, su papel fundamental no fue el más vistoso, pero sí el decisivo”. También se sindica a Flick como el responsable del cambio de Miroslav Klose por Mario Götze en el minuto 88 en la final contra Argentina. Götze, quizá en el único momento glorioso de su carrera, marcó en tiempo extra el gol que definió el título.
“Hansi el amable”, como se lo conoce en el fútbol alemán, fue un discreto mediocampista de breve carrera. Fichó a los 20 años con el Bayern Múnich, donde jugó cinco temporadas y, tras otras dos en el Colonia, se retiró del fútbol grande por problemas crónicos de rodilla, pasando a defender al club 'amateur' de su pueblo, el Victoria Bammental, donde comenzó su pasión por entrenar. Trabajó como empleado bancario y tuvo durante más de dos décadas una tienda de Adidas en Bammental que atendía él mismo, pero seguía su pasión por las tácticas y los entrenamientos.
—Por su cuenta hizo pasantías en Barcelona con Pep Guardiola y en el Manchester City, de allí que habla bien español e inglés —agrega Völkner—. Quería aprender, aún hoy dice que debe seguir aprendiendo. Es muy conocido por su corrección ejemplar. Aquí es sabido que, en el famoso partido del 7 a 1 ante Brasil, habló con los jugadores en el entretiempo ordenándoles que controlaran su euforia si hubiera más goles, nada de celebraciones desmedidas ni provocaciones, incluso prohibió a los auxiliares y asistentes que dieran saltos o hicieran exclamaciones exageradas. Lo mismo hizo ahora tras el 8 a 2 del Bayern al Barcelona.
—Durante tres veranos seguidos asistí a las pretemporadas del Arsenal en Austria, también fui a observar cómo trabajaban el Real Madrid, el PSG e incluso vine al Bayern. Mi filosofía nunca fue copiar los métodos, pero sí incorporar nuevas ideas —reconoce Hansi.
En el 2000 arrancó su derrotero en el Hoffenheim cuando el club militaba aún en Tercera División. Luego, ocho años en la Selección con Löw y tres como director deportivo de la Federación Alemana. Pero le tiraba más el césped que los despachos. En julio de 2019 llegó al Bayern como segundo de Niko Kovac, en noviembre lo reemplazó y casi diez meses después, a los 55 años, la gloria le puso alas. Hansi Flick pone el acento en cuatro puntos fundamentales: plantel de calidad, excepcional estado físico, mentalización cien por cien en los objetivos y juego colectivo.
—Los jugadores entendieron que la calidad individual, por mucha que sea, solo funciona si juegas en equipo.
Luego habló de las exigencias del Bayern:
—Los mejores clubes de Inglaterra y Francia, con fuertes inversores detrás, al igual que los españoles, seguirán siendo potentes. Nuestras posibilidades económicas no son iguales, por ello necesitamos una política de transferencias inteligente. Gracias a eso tenemos muy buena plantilla.
—¿Cuál es esa política de fichajes?
—Hay que mirar qué quiere un club, qué tipo de fútbol le gustaría jugar con el que se identifique su gente. Cuando era jugador, solo contaba el éxito. Ganaste 1-0, no importa cómo. Hoy ganar no es suficiente. Creo en eso. Por supuesto, al final se trata de títulos. Pero me identifico plenamente con el hecho de que el Bayern ahora tiene como premisa inspirar a su público más allá de una victoria por 1-0. Debemos pensar en esto constantemente. Este club es algo especial. Entonces ¿qué jugador encaja en nuestra mentalidad? Y si el estilo resulta visible para el mundo exterior es una ventaja a la hora de negociar, para seducir a jugadores que de otro modo podrían irse a otra parte. Esto es fundamental hoy en día: que un club ofrezca algo con lo que el jugador pueda identificarse. La cultura de club y la filosofía de juego del Bayern ahora se perciben con nitidez.
Además de lo que vemos en cancha —presión asfixiante y alta, intensidad extrema, ataque permanente, colectividad por sobre individualidad—, todos le ponderan a Flick su excelso manejo de vestuario, lejos del látigo, con seriedad, pero con respeto y afecto, con lo cual extrae lo mejor de cada jugador. Coutinho no rindió lo esperado y el Bayern lo devolvió al FC Barcelona, aun así se fue feliz con el DT: “Flick hace sentir a todos importantes”, revela. Y el técnico del momento explica su teoría:
—La confianza en uno mismo es un factor muy importante en cualquier jugador. Todo empleado necesita cierto reconocimiento y confianza en su desempeño. Prestamos mucha atención a esto en el equipo técnico. Pero también les dejamos claro a los jugadores lo que esperamos de ellos. Desafiamos y alentamos.
Los cientificistas se alarmarían: no obstante toda su capacitación y profesionalidad, Flick centra su punto neurálgico en el trato humano. Insiste en que, más allá de tácticas o planificación, el eje es la camaradería que debe imperar. También vale como enseñanza de liderazgo en cualquier actividad.
—Para mí, lo crucial es que al final solo se trata de trabajo en equipo. Sin lealtad, aprecio y respeto mutuos, es difícil desarrollarse con éxito. Es importante que confíes, que la comunicación sea buena y que transmitas aprecio a todos. Y tienes que disfrutar lo que haces. El éxito solo se puede lograr juntos. Estoy muy, muy satisfecho de cómo funciona nuestro equipo técnico en el Bayern, por ejemplo. Cómo podemos intercambiar ideas, eso es ideal para mí personalmente. Durante mucho tiempo disfruté trabajando en la segunda fila y siempre pude aportar mi opinión. Creo que no me sirve de nada si tenemos una reunión, yo hablo y los demás están sentados allí de brazos cruzados sin decir nada. Opinemos todos, el intercambio crea conocimiento. ¡Seamos abiertos y curiosos!
En menos de un año pasó de NN al mismo nivel de consideración de Guardiola, Klopp, Simeone, Zidane, Mourinho, Conte. Veinte años vendiendo zapatillas y camisetas, pero un día el destino se le apareció de frente y le dijo: “Es tu turno”
JORGE BARRAZA
Jorge Barraza
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