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El periodismo no está para memes

Los memes, tan chistosos y cotidianos, se comparten sin responsabilidad: fue mi caso.

Esta es la historia de un meme y una disculpa. En el meme se leía la frase “Cosas que no sabemos cómo llegaron ahí” y en él aparecía un collage con cuatro imágenes. La primera: un vehículo incrustado de forma lateral entre un par de postes y una pared; la segunda: un auto postrado encima del portón de entrada de una casa; la tercera, un caballo atrapado entre dos barandas horizontales de una cerca; y en la última, el delantero colombiano Miguel Borja con la camiseta de River Plate, su nuevo equipo.
Los memes, tan chistosos y cotidianos, se comparten sin responsabilidad: fue mi caso. Lo vi en Twitter, reí, y sin cavilar lo cité en segundos agregando los nombres de más futbolistas colombianos, mejor dicho, de otras “cosas” que no sabemos cómo llegaron a su destino: “Más Nelson Rivas en el Inter de Milán; Jeison Murillo en el Inter y el Barcelona y, bueno, Edwin Congo en el Real Madrid”. No cité las cuentas de los futbolistas en Twitter y sí acompañé el tuit con el emoticón que tiene ojos, pero no boca, tratando de hacerle juego al meme en cuestión.
Jamás imaginé que una de estas ‘víctimas’ del meme fuera a decir algo sobre mi burla. Por eso, me sorprendí cuando Jeison Murillo me escribió en un mensaje directo en el que me devolvía el ‘chiste’ con un mensaje que se podría leer así: Cosas que no sabemos cómo llegaron ahí, “como tú para ser periodista, ¿no?”. El mensaje, hay que avisarlo, venía con un par de emoticones sonrientes, con buena onda, tal cual lo leí.
Hay que pensar antes de hablar y pensar antes de tuitear. Es muy fácil reírse de los demás cuando no lo haces de frente. Me convencí de que en ningún escenario real yo sería capaz de decirle en la cara a Murillo, o a Borja, Rivas o Congo, que su talento jamás mereció vestir las camisetas de los mejores equipos del mundo. No tengo con ellos ninguna relación, mucho menos confianza, y tampoco estábamos en ninguna conversación periodística o debate que lo justificara.

Hay que pensar antes de hablar y pensar antes de tuitear. Es muy fácil reírse de los demás cuando no lo haces de frente.

Decidí enmendar mi error. “Jeison, hola. —le respondí en Twitter—. Lo primero que quiero hacer es disculparme si te ofendí con el comentario. Es fácil caer en memes y los comentarios rápidos, además, jamás se cree que las figuras públicas van a responder o si quiera leer. Como periodista he recibido muchos insultos y como periodista escribiré sobre esto en El Tiempo. Te compartiré la columna (esta misma que estás leyendo en este momento)”.
La conversación finalizó con esta reflexión que comparto plenamente: “como periodista debes dar siempre ejemplo, las figuras públicas, como nos suelen llamar, también tenemos vida social y en algunas ocasiones leemos noticias y comentarios como una persona normal, algunas les damos importancia a otras quizás no tanto”. Jeison Murillo agregó que el comentario en cuestión fue gracioso, pero advirtió que le sorprendió cuando se dio cuenta que quien lo compartía era un “informativo” como yo.
¿Debería un periodista evitar la divulgación este tipo de contenido en sus redes sociales? ¿Menoscaba su credibilidad? Puede que sí. Al margen del debate que se pudiera suscitar sobre este tema, hay un hecho incuestionable y es que el periodista está más para informar, contextualizar y analizar que para hacerse el chistoso o replicar cosas que hagan falsas representaciones de la realidad. No significa que no pueda reír ni compartir lo que considere gracioso (el periodista tampoco es una máquina insensible), pero jamás debería hacerlo si el meme se acerca al bullying o al irrespeto. Ese no es su papel.
PD: De Jeison Murillo, el gol que anotó para ganarle a Brasil en la Copa América 2015. De Borja, todo lo que hizo para que Atlético Nacional ganara su segunda Libertadores. De Edwin Congo, el partidazo que jugó con Once Caldas ante River Plate en la Libertadores de 1999. Y de Nelson Rivas, bueno, alguna vez él dijo que era como una mezcla entre Mario Alberto Yepes e Iván Ramiro Córdoba. Se vale reír. “Hay algunos futbolistas que van al psicólogo por cuatro memes”, opinó hace poco Jorge Valdano. Tampoco hay por qué exagerar.
JAVIER BORDA
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