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Tres años nefastos para Colombia

Ha habido un incremento en los asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos.

Colombia se ha sumido en la más grave crisis social, económica e institucional de su historia reciente en estos tres años del gobierno de Iván Duque. El país ha visto un mandato sin rumbo, sin norte claro, sin conocimiento ni experiencia. Es cierto que la pandemia tomó por sorpresa al mundo entero, pero, también lo es que el presidente Duque no estuvo a la altura para proponer planes efectivos de empleos de emergencia ni reconoció la urgencia de establecer la renta básica.
Con impotencia vimos cómo el país pasó del 9,3 % al 10,3 % de desocupación en tan solo el primer año de gobierno; para febrero de 2020 estábamos en el 12,2 % y hoy estamos en una tasa estimada del 14,4 %. El porcentaje de población en condiciones de pobreza también aumentó. Duque logró pasar del 34,7 al 35,7 % en su primer año de mandato y, de manera vergonzosa, las proyecciones nos indican que este año alcanzaremos el 46,5 %. ¡Cuánto dolor!
Su respuesta en seguridad tampoco fue ejemplar: la violencia, la muerte y la inseguridad se tomaron los rincones de los territorios. Ha habido un incremento en los asesinatos de líderes sociales y defensores de derechos humanos, en el desplazamiento masivo y lo más grave es que no se vislumbra una estrategia clara y contundente para acabar con la espiral de violencia.
Duque, sus funcionarios aprendices y el partido de gobierno le fallaron al Acuerdo de Paz. Culpan al narcotráfico como única causa de la violencia, ignorando otros factores que allanaron el camino para las organizaciones criminales responsables de tantos homicidios.
Para ganar el aplauso de los sectores más recalcitrantes de la derecha, el Gobierno menospreció al sistema interamericano dejando al país como un paria ante la comunidad internacional por su inacción frente a las violaciones de derechos humanos a manos de agentes del Estado. Que no haya marchas en la calle no significa que los problemas que las motivaron se hayan resuelto.
Este gobierno, además, puso en evidencia su irrespeto por las instituciones atacando a la justicia transicional y hundiendo proyectos claves como la Jurisdicción Agraria. Fueron sus mayorías parlamentarias las responsables de que esta iniciativa tan necesaria para el campo se hundiera. Es evidente que quieren cumplir su promesa de hacer trizas la paz.
Como si no fuera suficiente, esta política de agresión escaló al plano internacional resquebrajando las relaciones bilaterales con los Estados Unidos. De manera descarada, el Centro Democrático intervino en el proceso electoral de un esencial aliado para Colombia y logró limitar la agenda bilateral a la lucha contra las drogas. ¡Cuánto retroceso!
La situación con Venezuela no puede ser peor. Fruto de su inexperiencia, este gobierno creyó que terminaría el régimen de Maduro con la realización de un concierto en la frontera y ha llegado al punto de pedir a Estados Unidos declarar a Cuba y a Venezuela países auspiciadores del terrorismo. Con su torpeza, esta política nos devuelve a una concepción aislacionista propia de la Guerra Fría.
A este desolador panorama se suma la torpeza de Duque de haber roto con el principio de separación de poderes. Con unas mayorías parlamentarias alimentadas por la mermelada que juró combatir, este Gobierno reparte ministerios y entidades según intereses partidistas de su coalición, logró apoderarse de los órganos de control y de importantes posiciones en la administración de justicia.
En últimas, Duque se dedicó a gobernar encerrado desde el Palacio de Nariño lanzando discursos sobre un país que no corresponden a la realidad. Colombia necesita una transición tranquila, basada en el reconocimiento de los principios de pluralidad y democracia, y en la búsqueda de acuerdos políticos consensuados. Así mismo, en la recuperación de una institucionalidad hoy perdida.
HUMBERTO DE LA CALLE
Integrante de la Coalición de la Esperanza y vocero para los 3 años del gobierno Duque
(Lea todas las columnas de Humberto de la Calle en EL TIEMPO aquí).
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