Presidente, la policía...

Duque debe ingeniárselas para fortalecer la policía y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Hugo Acero Velásquezoctubre 18 de 2018, 11:01 P.M.

Hoy, la inseguridad es uno de los problemas que más preocupan a la mayoría de los colombianos, y aunque aumentar el número de policías puede ser una solución, es poco probable que el gobierno del presidente Iván Duque lo pueda hacer. Pero ¿cuáles son las dificultades para hacerlo?

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Primero, la mayoría de ciudades capitales aspiran a que se les aumente el número de policías en sus jurisdicciones, y la verdad es que no va a haber policías para satisfacer todas esas demandas.

Segundo, antes que aumentar, los policías van a disminuir en lo que resta de este año y el siguiente por causa del fallo del Consejo de Estado que le permite al personal del nivel ejecutivo, incorporado antes del 31 de diciembre del 2004, disfrutar la asignación de retiro tras un tiempo no mayor de 20 años de servicio, por solicitud propia, no inferior a 15 años, cuando la desvinculación sea por cualquier otra causal.

Hoy ya podrían pensionarse 15.000 policías, de casi 40.000 que cumplen con las condiciones porque ingresaron antes de la fecha señalada. Esto, sin contar el número de efectivos no aptos que permanecen en la institución. Es decir, el país tendrá menos policías para garantizar la seguridad de los ciudadanos en las calles.

Tercero, para cumplir con el fallo del Consejo de Estado se requieren cerca de 500.000 millones de pesos, recursos que aumentan el déficit que no ha permitido satisfacer los compromisos de ascenso de cerca de 40.000 patrulleros, que están represados desde hace algunos años. Es decir, los primeros recursos que hay que conseguir deben ser para cumplir estos compromisos y van a quedar muy pocos para formar nuevos policías.

Cuarto, la capacidad instalada para la formación de nuevos policías es limitada y lo recomendable en este momento, si hay recursos, es concentrarse en una formación de calidad y no caer en la tentación de formar muchos agentes exprés sin la adecuada selección y con tiempos menores de capacitación, lo que produjo en los últimos años, en algunos patrulleros, mala calidad en el servicio, indisciplina y problemas de corrupción.

¿Qué se puede hacer respecto a este grave problema que afecta la seguridad de los ciudadanos? Hay que concentrarse en los procesos de profesionalización de los policías: calidad, antes que cantidad. Así mismo, hay que privilegiar el desarrollo tecnológico y fortalecer la inteligencia y la investigación criminal, teniendo en cuenta que la seguridad ciudadana está afectada, cada vez más, por estructuras criminales organizadas. No se está hoy ante el “delito de oportunidad”, como hace 30 años, sino ante delitos de alta rentabilidad, manejados por estructuras criminales organizadas, como es el caso del microtráfico, que es narcotráfico; los hurtos de celulares, autos, motos, autopartes, contrabando, trata de personas, nacional e internacional; comercio de armas, turismo sexual y de consumo en las principales ciudades, etc.

Igualmente, se deben redistribuir los policías entre las ciudades: de acuerdo con la tasa por cada 100.000 habitantes, utilizar parte de los patrulleros dedicados a labores administrativas en seguridad ciudadana; hay que trabajar con todos los alcaldes y gobernadores, y se puede organizar y promover la participación de los ciudadanos en esta materia. Sin la participación de los alcaldes, los gobernadores y los ciudadanos es muy difícil mejorar la seguridad, pues esta no es responsabilidad única de la Policía.

Finalmente, para enfrentar la disminución de los policías y posiblemente aumentar un poco su personal, en las áreas rurales se podría reconvertir un buen grupo de militares, previa capacitación y vinculación a carabineros, en policías rurales, con todas las funciones, para garantizar la seguridad de los ciudadanos y de investigación criminal. Presidente, en medio de los problemas planteados, usted tiene que ingeniárselas para fortalecer nuestra policía y garantizar la seguridad de los ciudadanos.

HUGO ACERO VELÁSQUEZ