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Pompo y el carnaval

Honras fúnebres y otros homenajes se organizaron tras el hallazgo de los restos de Alfonso Jacquin.

Héctor Pineda
Aparecieron algunos huesos de Alfonso Jacquin Gutiérrez, abogado, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Libre de Barranquilla, quien hasta hace apenas unos meses atrás se encontraba entre los desaparecidos de la retoma del Palacio de Justicia. Integrante del M-19, estuvo al frente de la acción político-militar, ‘Operación Antonio Nariño por los derechos humanos’, mediante la cual, ante las altas Cortes de la justicia, inspirado en una frase de Rafael Uribe Uribe, el M-19 intentó hacer un juicio a mano armada al presiente Belisario, responsable del incumplimiento de los pactado en los acuerdos de paz.
El hallazgo de los restos de Pompo, apodo que cargaba desde la casa materna, motivó a los familiares y amigos para organizar las honras fúnebres, homenajes de sus condiscípulos del Liceo Celedón de Santa Marta, del cual fue bachiller, y, por supuesto, recordaciones de quienes nos correspondió convivir con él un trozo de vida, como estudiantes de la Universidad del Atlántico, y, en mi caso particular, por la coincidencia en la militancia en la guerrilla del M-19, como parte de los eventos programados para honrar la memoria de Jacquin Gutiérrez.
Los restos de Alfonso Jacquin fueron encontrados, de manera extraña, en la fosa común del cementerio del Sur, donde están enterrados los muertos de la avalancha del nevado del Ruiz que, ese mismo año, arrasó con el municipio de Armero. Este asunto se suma a las evidencias de la eventual manipulación por los funcionarios estatales (civiles y militares) que estuvieron encargados de la recuperación del Palacio de Justicia, tomado por el M-19, como también del cuidado y debida custodia de la escena de los hechos, sin alteraciones, para la adecuada investigación. Esta circunstancia se adiciona al esclarecimiento total que aún no se ha hecho del desenlace desgarrador de ese pedazo de historia nacional.

Más allá de las circunstancias del hallazgo de los restos de Jacquin, se nos permitió recordar, en voz alta, anécdotas vividas con 'Pompo'.

Pero más allá de las circunstancias del hallazgo de los restos de ‘Pompo’ Jacquin que evidencian manos criminales para ocultar la verdad sobre el desenlace del Palacio de Justicia, en varios escenarios se nos permitió recordar, en voz alta, anécdotas vividas con Pompo. Recordamos, por ejemplo, que el reencuentro con Jacquin, después de que él se marchó a la guerrilla, sucedió por la toma armada del municipio de Yumbo, en respuesta al asesinato de Carlos Toledo Plata, médico integrante del M-19, asesinado en Bucaramanga. Alfonso se ‘despelotó’ en la retirada de la toma y, por vía telefónica, me solicitó ayuda de ropa civil y dinero para poder moverse y contactarse nuevamente con la organización insurgente.
El reencuentro, por breves horas, en el hotel La Luna de Cali (en la rotonda hacia Juanchito), sirvió para enterarme, de primera mano, de las conversaciones de la cúpula de la guerrilla (Iván Marino, Fayad y Almarales) con Belisario en Madrid, España. Se le ocurrió a Pompo que los diálogos de paz debían ingresar a Colombia por la Puerta de Oro, Barranquilla. Se ideó proponerle a Fuad Char Abdala, gobernador nombrado por el presidente, iniciar los diálogos por la geografía “donde había ingresado la radio, el fútbol, la aviación y el progreso a Colombia”. Char respondió positivamente a los requerimientos del M-19, y, por asuntos logísticos, me correspondió dialogar con el gobernador disfrazado de Federico Pinillos, inspirado en la tradición de carnavales de esconder la identidad detrás del disfraz, durante cuatro días de jolgorio.
El personaje de ficción, finalmente, no pudo engañar a los periodistas amigos que cubrían el despacho de la Gobernación, tampoco el ojo materno que puso el grito en el cielo. Desde ese día, volví a reencontrar una amistad fundada en el disfraz carnavalero que, ante los restos de Pompo, recuerdo.
HÉCTOR PINEDA
* Constituyente de 1991
Héctor Pineda
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