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Rumbo al mundo digital

Importante entender que Uber y otras 'apps' similares no se deben ver como empresas tradicionales.

El Gobierno, gracias a que por fin decidió mirar y proceder para establecer normas para el funcionamiento de Uber, tiene que abrir los ojos para darse cuenta de cómo lo debe hacer para evitar emitir algo que siga siendo un palo en la rueda de las aplicaciones digitales.
Es importante entender que estas ‘apps’ no se deben ver como se hace con las empresas tradicionales. Pedirles a Uber y a aplicaciones similares –que seguramente van a llegar, si es que ya no lo han hecho– que los conductores que trabajan en ellas sean empleados es absurdo. Que paguen impuestos y otros costos similares se puede considerar y se debe hacer con justicia, sin mirar para atrás porque no es que estén debiendo algo. Normas que permitan que sus usuarios se sientan seguros y confíen en el servicio que ofrecen los carros que lo prestan son algo que puede regularse. Pero no verlas como si fueran unas empresas de ladrillo, cuando se trata realmente de unas aplicaciones que ofrecen servicios a los usuarios, para lo cual permiten que conductores u otras personas se vinculen a ellas a fin de ofrecerlos, teniendo así un buen trabajo.
Aplicaciones como las que ofrecen plomeros, niñeras u otras personas que prestan muchos tipos de servicios solo son aplicaciones digitales y no empresas, y se las debe regular teniendo esto en cuenta. La Superintendencia de Industria y Comercio, que espero no se siga ganando el título que le puse en una columna pasada, debe abrirles la puerta a estas nuevas aplicaciones, pues muchas de ellas van a llegar. Somos los usuarios los que decidimos qué servicio usar, si un taxi amarillo o un carro de Uber o de otra aplicación. Tenemos ese derecho, y la SIC no nos lo puede quitar porque nos estaría eliminando la potestad de escoger uno y rechazar otro.
Valdría la pena que la SIC diera a conocer las normas de calidad y seguridad que se les exige a los taxis amarillos, y que se haga un estudio de cuántos cumplen con ellas. Con esto se demostraría, estoy seguro, que en este campo la SIC no está haciendo nada.
El mundo digital es muy diferente al tradicional. Esto se debe tener en cuenta al legislar. De lo contrario vamos derecho al precipicio de la brecha digital. Con esta columna termino con este tema. La razón por la que lo he tocado tanto es porque en este país, para que algo se tenga en cuenta hay que repetirlo y repetirlo y repetirlo. De lo contrario no pasa nada, nanay cucas.
GUILLERMO SANTOS CALDERÓN
guillermo.santos@enter.co
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