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Sobre Eln y Venezuela, hay que poner orden ya

Deben afrontarse y resolverse con realismo, sin dilaciones y con autoridad; lo peor está por venir.

La declaratoria de un paro armado por el Eln esta semana tiene que hacernos reflexionar sobre las verdaderas intenciones de esta guerrilla, que no son otras que copar los espacios políticos y territoriales dejados por las Farc.
El pueblo colombiano observó desconcertado los múltiples ataques violentos a lo largo de la geografía nacional: incendio de vehículos y peajes, ataques a patrullas del Ejército y la Policía, bloqueo de vías, secuestros y asesinatos de miembros de la Fuerza Pública. Todo ello en demostración de un poderío que ya creíamos minado por la acción de las Fuerzas Armadas los últimos años. Pero no. El Eln se está reinventando copando los territorios otrora controlados por las Farc, ha incorporado a combatientes de esa organización, la ha sustituido en el negocio del narcotráfico y la minería ilegal y, por este camino, se está fortaleciendo para llegar con nuevos bríos a la farsa de los diálogos de Quito.
Fue lo mismo que ocurrió en el Caguán. Se confirma lo que siempre he sostenido: que esta organización criminal se ha burlado en cuanta ocasión ha podido de la voluntad de paz de tantos gobiernos bien intencionados, pero también, hay que decirlo, ingenuos. Este grupo solo quiere dialogar para fortalecerse militar, económica y territorialmente. Por eso, el Gobierno no puede reiniciar en estas circunstancias los diálogos con esta organización. No puede, después de esta arremetida terrorista, llegar amedrentado y debilitado a las conversaciones de Quito. Y tampoco aceptar que el punto de arranque de estos diálogos, o, mejor dicho, el piso de la negociación, sean los acuerdos de La Habana. Vaya pretensión de esta organización, qué ceguera ante las realidades y expectativas de la sociedad colombiana. Y yo me pregunto: ¿de aceptar esta pretensión, a dónde podríamos llegar? ¿Qué se entraría a negociar en esa mesa y con qué objetivo? A todas estas, la Fiscalía ha emitido órdenes de captura contra los miembros del Comando Central del Eln, al tiempo que advierte tener información sobre el paradero de esta comandancia en Venezuela. ¿Qué probabilidad hay de hacer comparecer a estos delincuentes ante la justicia? Ninguna. Como en épocas de las Farc, gozarán en ese país de protección y resguardo.
Y, aprovechando la crisis de Venezuela y de los miles de ciudadanos que huyen del régimen de Maduro, esta guerrilla ahora se vale de la necesidad de algunos para reclutarlos e involucrarlos en sus actividades terroristas.
La situación de Venezuela entonces también impacta el mantenimiento del orden público en nuestro país. ¿Cuántos venezolanos habrán ya ingresado a Colombia para quedarse? ¿Cómo están afectando nuestra economía, nuestros empleos, nuestra seguridad? ¿Y qué capacidad y preparación tiene o ha demostrado el Gobierno para enfrentar esta crisis? Aquí hay que poner orden ya, y también recursos, porque lo peor está por venir.
Tengo la íntima convicción de que el gobierno de Maduro no ve con malos ojos esta migración forzada. Las personas que huyen no son afectas al régimen, pero sí demandan educación, salud y alimentos que el Gobierno no puede suministrar. En el exterior, y en cuanto pueden hacerlo, envían afanosamente recursos en moneda dura a sus familiares y que sirven al régimen. Qué paradoja tan cruel.
Estoy mirando con enorme preocupación la fecha del 22 de abril, en la cual el dictador Maduro con toda seguridad se reelegirá en unas elecciones antidemocráticas y ya descalificadas por la comunidad internacional. Un golpe al corazón de la esperanza. Muchos venezolanos tomarán ese día la decisión de emigrar.
Dos temas muy difíciles, que deben afrontarse y resolverse con realismo, sin dilaciones y con autoridad, pues lo peor está por venir.
Preocupante pensar que la tragedia de Venezuela puede repetirse en Colombia. ¡Me propongo impedirlo!
GERMÁN VARGAS LLERAS
Candidato presidencial
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