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Impuestos: primer debate

No podemos seguir aumentando los impuestos ni a las empresas ni a las personas.

Dada su importancia, y el hecho de que Cambio Radical radicó esta semana un proyecto integral de reforma tributaria, considero oportuno referirme a este tema.
No podemos seguir aumentando los impuestos ni a las empresas ni a las personas. La tasa de tributación en Colombia es una de las más altas del mundo, solo superada por la de Mauritania y, en nuestra región, la de Argentina. Tasas efectivas que rondan el 70 % ahuyentan la inversión, restan competitividad a nuestros productos y servicios, desestimulan la iniciativa y los emprendimientos privados y confiscan el fruto del trabajo de millones de colombianos.
Visto como país, nos hacen vulnerables a la competencia foránea por la existencia de 14 tratados de libre comercio y dos en tránsito de aprobación, e impiden nuestro buen desempeño exportador. Muchas naciones han entendido esta realidad hace tiempo y han tomado correctivos. Una de ellas, la que más nos debe preocupar, Estados Unidos, aprobó el año pasado una agresiva reforma tributaria que ha reducido a 21 % el impuesto a las utilidades, entre otros beneficios. Me pregunto cómo vamos a competir con esas empresas aquí y allá. Imposible.
En los últimos tres años, centenares de compañías se han ido del país. Han relocalizado su producción en otros lugares donde encuentran mejores condiciones impositivas y luego exportan sus productos a Colombia, donde ingresan sin el pago de ningún gravamen. Nuestro sistema aleja la inversión y fomenta la fuga de capitales nacionales al exterior, incentiva el cambio de residencia fiscal de muchos empresarios y, en muchos casos, la renuncia a la ciudadanía colombiana. La mayoría de estas empresas y personas ya no volverán al país, pero aún podemos impedir que muchísimas otras tomen ese mismo camino, destruyendo empleo formal y productivo.

Para recuperar esa competitividad y el crecimiento económico, la reforma que fue radicada propone bajar la tasa del impuesto de renta para las sociedades a 30 %

Para recuperar esa competitividad y el crecimiento económico, la reforma que fue radicada propone bajar la tasa del impuesto de renta para las sociedades a 30 % y para las rentas agropecuarias y las provenientes del sector turismo al 10 %.
Se establece además la deducibilidad plena de los tributos que afectan la actividad económica, al igual que todos los costos y gastos relacionados con esta. Se propone también eliminar el gravamen a los dividendos y participaciones en sociedades y se asegura la eliminación de la doble tributación. El proyecto contempla, asimismo, la eliminación de la renta presuntiva y el impuesto de timbre, y convierte el 4 × 1.000 en una retención en la fuente 100 % recuperable en el impuesto sobre la renta. En cuanto al ICA, se tratará como un descuento tributario en el impuesto sobre la renta, lo cual implica que este impuesto ya no será un factor de incremento de la tasa impositiva de los negocios.

Empresas más competitivas y más productivas son la clave del crecimiento, la generación de empleos de calidad y también, en el mediano plazo, de mayores ingresos para el Estado.

Al implementar estas medidas, apenas estaremos igualando el promedio de los países latinoamericanos.
Esperemos que el proyecto de ley que ha anunciado el ministro Carrasquilla no sea una versión más de las 56 reformas tributarias que el país ha emprendido en los últimos 30 años y, en su afán recaudatorio, han dejado de lado los principios que deben guiar un sistema impositivo que estimule la inversión y el ahorro, consulte la capacidad de pago de los contribuyentes y sea de fácil entendimiento y administración.
El proyecto propone el fortalecimiento de la Dian y un plan muy concreto de lucha contra la evasión y el contrabando con metas de recaudo realistas. Implica implementar más de un millón de actuaciones administrativas en los próximos cuatro años.
Empresas más competitivas y más productivas son la clave del crecimiento, la generación de empleos de calidad y también, en el mediano plazo, de mayores ingresos para el Estado. Seguir aferrados a las viejas fórmulas hará imposible crecer de manera sostenible a tasas superiores al 4 % y, por supuesto, impedirá mantener el ritmo actual de gasto público e inversión.
GERMÁN VARGAS LLERAS
* Dirección Fundación Carlos Lleras
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