A ver, digámoslo con claridad una vez más: el borrador de resolución que prepara el Ministerio de Salud busca reglamentar la sentencia C/355 de 2006, sentencia relativa a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), y lo único que se propone es ordenar y clarificar la dispersión conceptual en relación con los procedimientos asociados a las tres causales despenalizadas, alrededor de las cuales existen más de otras 20 sentencias que reiteran, amplían y consolidan este derecho. Ni más ni menos. Hubiéramos querido que esta resolución implicara algún avance en los derechos fundamentales de las mujeres para decidir sobre su cuerpo. Pero no, es apenas una manera de expresar en otras palabras lo ya conquistado.
Sin embargo, reconocemos que la sentencia del 2006 dejaba vacíos que permitían interpretar las tres causales despenalizadas de acuerdo con el pensar de cada uno, abriendo así la puerta a frecuentes manipulaciones que generaban toda clase de barreras en relación con la garantía del goce efectivo de derechos ya adquiridos desde el 2006. Es así como la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, el colectivo más experto y de referencia en Colombia en relación con derechos sexuales reproductivos, y muy específicamente con el tema del aborto, reveló que, en el curso de estos trece años, ha recibido miles de denuncias de obstrucciones de mujeres que buscaban una IVE legal para las tres causales que fueron despenalizadas.
Así, era necesario clarificar el discurso, y es lo que el actual ministro de Salud está haciendo con esta resolución: expresar de manera más explícita lo que ya estaba en la sentencia C/355 del 2006 con el fin de garantizar a las mujeres un derecho ya adquirido.
Reconocemos que la sentencia del 2006 dejaba vacíos que permitían interpretar las tres causales despenalizadas de acuerdo con el pensar de cada uno, abriendo así la puerta a frecuentes manipulaciones
Y, claro, de nuevo, la tormenta no se hizo esperar desde los sectores más retardatarios, aquellos que el exministro de salud Alejandro Gaviria suele llamar los nuevos cruzados. Y sus argumentos son tan repetitivos y anacrónicos que me da pena con las y los lectores repetirlos acá para no dejarlos con un sabor de eterno déjà vu, como si a todos estos oscurantistas les fuera imposible reconocer que el país cambia, que las mujeres cambian y que hoy son autónomas para decidir sobre su cuerpo y su sexualidad.
De verdad, estos sectores más retardatarios de la sociedad nos inspiran algo de tristeza, pero ya no nos asustan porque si bien ellos no hacen sino repetirse, nosotras no hacemos sino avanzar. Ellos saben perfectamente lo que ya ha señalado la jurisprudencia sobre el aborto en el país, como, por ejemplo, que en los casos de violencia sexual, la dignidad y la libertad de una mujer prevalece, por cuanto el embarazo es producto de un hecho impuesto y violento y de especial trascendencia para su vida, o también que, según el Código Civil colombiano, se es persona una vez se nace y solo una vez se nace y se desprende del vientre de la mujer gestante.
Y, para que sea claro, reafirmamos que nosotras también defendemos la vida, pero no cualquier vida; defendemos una vida humana que justamente se humaniza desde el deseo de una mujer que se reconoce preparada para ser madre.
Nos reconforta seguir recibiendo múltiples respaldos de diversos sectores de la sociedad que han comprendido que la despenalización del aborto se enmarca en un componente de salud pública y de derechos fundamentales que ya no resisten más debates ni demandas. Nosotras seguiremos avanzando. Por algo nos llaman las imparables.
* Coordinadora del grupo Mujer y Sociedad
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