Leí con cierta desilusión inicial –en ese afán por darles forma a los sentimientos antes de llegar al final de los párrafos– que este año la balanza se inclinará del lado de los hechos. Me demoré en entender el pronóstico de los astros en ese horóscopo que es, quizás, el único que me permito leer desde hace mucho tiempo. Hechos antes que recuerdos. Esa era, en pocas palabras, la promesa anunciada. Simple en apariencia. Profunda si se llega hasta el fondo de su significado.
Un año para alimentar ese álbum de recuerdos que otro año –el próximo, tal vez, o algún año lejano por venir– hará inclinar la balanza del otro lado: el de la nostalgia, las añoranzas, las visitas al pasado. Años para asomarse a esa ventana de lo vivido: y mirar, y empezar a engrandecer lo que en realidad fue mientras se va borrando todo aquello que pretenda opacar el paisaje de la memoria... las dudas, las nubes. Mirar y añorar. Mirar y suspirar muchas veces, con un ritmo similar al del corazón.
Para esos otros años en los cuales los recuerdos se apoderarán de las balanzas existen años como este que apenas comienza. Eso dice mi horóscopo.
Un año para andar, para elegir caminos que no siempre correspondan a las rutas señaladas en las guías de viaje, para hacerse preguntas en lugar de conformarse con las respuestas que desde hace tanto repetimos como si se tratara de poemas aprendidos en la infancia: esas verdades que declamamos sin habernos preguntado siquiera qué es lo que significan.
Un año para arriesgar, aunque quizás implique dejar de lado ciertas comodidades: sobre todo la comodidad de las certezas.
Un año para cumplir algunos de esos sueños que hemos ido aplazando hasta que se ha vuelto costumbre aplazarlos: sueños que algunas veces cargamos desde la infancia y que hemos postergado para darles paso a los planes que empezaron a señalarnos como verdaderamente importantes cuando endosamos las decisiones propias. Porque soñar ha ido perdiendo peso en la bolsa de los valores contemporáneos. Como hacerse preguntas. Como tomar el camino más largo...
Como escribir el propio horóscopo: ¿quién dijo que no podemos aprovechar estas noches de cielos despejados en los que brillan con más fuerza las estrellas para asomarnos a la ventana en busca de inspiración y, al amparo de los astros, convertir los sueños en pronósticos?
FERNANDO QUIROZ@quirozfquiroz
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