¡Hola !, Tu correo ha sido verficado. Ahora puedes elegir los Boletines que quieras recibir con la mejor información.

Bienvenido , has creado tu cuenta en EL TIEMPO. Conoce y personaliza tu perfil.

Hola Clementine el correo baxulaft@gmai.com no ha sido verificado. VERIFICAR CORREO

icon_alerta_verificacion

El correo electrónico de verificación se enviará a

Revisa tu bandeja de entrada y si no, en tu carpeta de correo no deseado.

SI, ENVIAR

Ya tienes una cuenta vinculada a EL TIEMPO, por favor inicia sesión con ella y no te pierdas de todos los beneficios que tenemos para tí.

Explosión de la deuda pública después de la pandemia

Colombia ha sido exitosa en sustituir deuda externa por interna, y esta última ha crecido muchísimo.

Esta semana, la deuda pública de los Estados Unidos llegó a los US$ 30 trillones —tres años antes de lo que se había proyectado antes de la pandemia, a comienzos del 2020— frente a un producto interno bruto de alrededor de US$ 24 trillones. O sea, la relación de deuda a ingreso sobrepasó el 100 por ciento, situándose en un 125 por ciento, y de nuevo acercándose peligrosamente al tope máximo de endeudamiento del Gobierno autorizado por el Congreso (US$ 31,4 trillones).
(También le puede interesar: El regreso de la inflación)
Parte de este aumento se debe al enorme gasto público de US$ 5 trillones para combatir la pandemia, pero claramente hay razones estructurales de más fondo detrás de este aumento que conducen a que se gaste muy por encima de lo que se recoge en impuestos (Rappeport, A. ‘US National Debt tops $30 trillion as borrowing surged amid pandemic’, NYT, 1.° de febrero de 2022). La pregunta es ¿qué tan seria es esta situación, sobre todo estando ad portas de que la Reserva Federal aumente las tasas de interés y reduzca sus tenencias de bonos del Tesoro en marzo, buscando contener la aceleración de la inflación (que llegó al 7 por ciento anual en Diciembre) y reducir la enorme liquidez en la economía? Todo apunta a que empeore el déficit fiscal hacia adelante.
Parecen coexistir dos opiniones muy diferentes entre los economistas sobre el alto endeudamiento público. De un lado, algunos piensan que no hay que preocuparse demasiado, siempre y cuando la economía siga creciendo a tasas superiores a las tasas de interés, los nuevos recursos se usen para financiar inversión (no gastos corrientes o para cubrir mayores déficits para financiar reducciones de impuestos a las corporaciones por US$ 1,5 trillones como lo hizo Trump) y los inversionistas mantengan la confianza y sigan estando dispuestos a comprar deuda pública del Tesoro americano. De otra parte, la enorme deuda pública de Estados Unidos es deuda doméstica en manos de individuos, empresas, fondos de pensiones y otras agencias públicas. O sea, deuda que los ciudadanos se deben a sí mismos. Se argumenta que no haber aumentado el endeudamiento cuando las tasas de interés eran de cero hubiera sido estúpido. Ahora bien, si la inflación se mantiene elevada por un periodo relativamente largo, irá erosionando el valor real de la deuda pública, y el mayor crecimiento pondrá en acción los “estabilizadores automáticos” y el recaudo aumentará sin necesidad de elevar las tasas impositivas. Estos dos últimos argumentos son inciertos y es peligroso darles mucho peso.

Los gobiernos que se financian con deuda externa y tienen déficits de cuenta corriente, se exponen a una crisis cambiaria.

Se señala que otros países como Japón (230 %), Grecia (177 %) e Italia (132 %) tienen relaciones de endeudamiento público muy superiores y (con excepción de Grecia) no han enfrentado un colapso de sus economías ni pérdida de confianza de los inversionistas (si bien en los casos de Grecia e Italia los gobiernos tienen que pagar más por su deuda).
Un segundo grupo de economistas piensan que este nivel de endeudamiento es peligroso, máxime si las tasas de interés suben aceleradamente y el costo financiero para el Gobierno se dispara. Se proyecta que subiría hasta un 8,6 por ciento del PIB a mediados del este siglo, en un país que ha demostrado recientemente no tener mucho apetito por hacer un mayor esfuerzo fiscal y en donde los republicanos estarían totalmente en contra con un Senado capaz de bloquear cualquier alza de impuestos. De otra parte, no se puede ignorar el aspecto demográfico, con una población envejeciendo rápidamente, lo cual se traduce en un aumento de la carga pensional (seguridad social) y los gastos en salud (Medicare y Medicaid).
Esta polémica está justificando el bloqueo y veto de un senador demócrata (Manchin) para impedir la aprobación de una ley clave para la administración del presidente Biden (BBB), a pesar de que casi en su totalidad estaría financiada con un aumento de impuestos y agregaría muy poco al déficit fiscal actual.
Un análisis más riguroso de la sostenibilidad de la deuda pública (d = deuda/PIB constante) requiere que el país pueda generar un superávit fiscal primario como porcentaje del PIB (s) suficiente para cubrir el servicio de la deuda. Este superávit primario resulta de deducir de los ingresos totales del Gobierno los gastos diferentes al pago de intereses sobre la deuda. En otras palabras, el residuo del recaudo después de gastos que queda para servir la deuda. Este superávit o déficit, a través del tiempo, es función de las tasas de interés reales (r) y de la tasa real de crecimiento del PIB (g).
La deuda pública externa sobre el PIB para Colombia, sin contar la deuda interna, ha pasado de 20,8 en el año 2000 al 16,6 en el 2005, cayendo al 13,8 en el 2010, para luego aumentar en 8,7 puntos porcentuales del PIB en el 2015 (22,5 %), y crecer rápidamente en otros 10 puntos en el último quinquenio, para terminar en un 33 por ciento del PIB en el 2020 y, seguramente, continuó en aumento en los dos años de la pandemia. Este nivel de endeudamiento externo es bajo en términos comparativos, ya que solo presenta una porción del endeudamiento público, ya que Colombia ha sido muy exitosa en sustituir deuda externa por interna, y esta última ha crecido muchísimo.
Mi conclusión, más bien conservadora, es que los elevados niveles de endeudamiento del Gobierno no dejan de ser peligrosos, al reducir los grados de libertad de las políticas públicas y exigir superávits primarios fiscales difíciles de lograr para conseguir la sostenibilidad de la deuda pública. Tampoco se puede ignorar que el servicio de la deuda externa sube en pesos con la devaluación de la tasa de cambio dólar/peso colombiano. Si bien Estados Unidos es un caso especial por ser el emisor de la moneda de reserva (el dólar), los gobiernos que se financian con deuda externa (particularmente si son de corto plazo) y tienen déficits de cuenta corriente, se exponen a una crisis cambiaria y salidas de capital, especialmente con un dólar fuerte y con tasas de interés al alza en los Estados Unidos.
FERNANDO MONTES NEGRET
icono el tiempo

DESCARGA LA APP EL TIEMPO

Personaliza, descubre e informate.

Nuestro mundo

COlombiaInternacional
BOGOTÁMedellínCALIBARRANQUILLAMÁS CIUDADES
LATINOAMÉRICAVENEZUELAEEUU Y CANADÁEUROPAÁFRICAMEDIO ORIENTEASIAOTRAS REGIONES
horóscopo

Horóscopo

Encuentra acá todos los signos del zodiaco. Tenemos para ti consejos de amor, finanzas y muchas cosas más.

Crucigrama

Crucigrama

Pon a prueba tus conocimientos con el crucigrama de EL TIEMPO

Más de Redacción