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En manos de la vacuna

El rebrote en cualquier esquina anticipa nuevas réplicas en otras. La esperanza está en una vacuna.

Rebrotes. Anunciados una y otra vez, no deben sorprender. Pero no se esperaban tan pronto.
Tras meses de tragedia, acompañada de prolongados encierros, es apenas natural que se alimenten ilusiones donde la curva de la pandemia va en descenso. En ciertos casos, como Estados Unidos, no parece que hubiera ‘rebrote’ en sentido estricto, ya que la premura para abrir las economías en un año electoral nunca permitió que se apagara la primera ola de infecciones en esta pandemia sin fin a la vista. Otros aún se encuentran en medio de sus mayores azotes.
Algunos países pueden sentir que han regresado a la ‘normalidad’ –encuentran en sus fronteras motivos para el alivio–. Sin embargo, cualquier lectura de la prensa mundial produce inmediato desaliento. A ratos pareciera que fuese la misma noticia, uno y otro día –tan solo cambia el nombre de los países donde ocurre–.

Antes de motivar desaliento, la noticia que se niega a desaparecer de los titulares de prensa debe abrirnos más los ojos sobre las dimensiones globales del
problema.

Así sucede con la información básica sobre los ataques del virus y sus amenazas latentes. Estos son, por ejemplo, titulares en The Guardian esta semana: ‘India registra récord en infecciones diarias mientras las muertes superan las 60.000’. ‘Corea del Sur ajusta medidas de distanciamiento social frente al resurgimiento de casos por la pandemia’. ‘Italia, en una encrucijada ante los temores de una segunda ola del virus’. ‘Más de 20.000 muertes en Irán’. ‘España, advertida sobre el nefasto impacto de un nuevo confinamiento’...
Una sensación similar dejan las noticias económicas. Empresas quebradas, cientos de miles de personas destituidas de sus empleos: cambian los nombres, pero los problemas se repiten en uno y otro lugar. Tan solo las pérdidas en turismo privarían a la economía británica de 22 billones de libras. ¿Cuál será entonces la situación en países más dependientes del turismo?
Los debates sobre las políticas desplegadas por los gobiernos tienen, por supuesto, marcadas dimensiones internas. Pero suelen abarcar preocupaciones afines en todas partes del mundo: la oportunidad de las medidas restrictivas, los niveles de preparación de los servicios de salud, la efectividad del uso de las máscaras... Y donde se prepara el retorno a la ‘normalidad’: cómo prevenir nuevos contagios en oficinas y fábricas, los retos de las clases virtuales en universidades y colegios, cómo renovar la vida social, en restaurantes y en parques deportivos, en cines y conciertos, en las reuniones familiares y de amigos, en las congregaciones religiosas y en los grandes espectáculos...
Quizá sea inevitable no sentirse fatigado por meses y meses de una misma dolorosa noticia. Que ha venido acompañada de una voluminosa información científica que debe dejarnos oportunas lecciones. A la de diarios y revistas semanales se suman ahora los libros que ya han comenzado a publicarse, como el de Richard Horton, editor de The Lancet, notable revista científica, The Covid-19 Catastrophe, anticipo de una explosión editorial sobre la materia.
Antes de motivar desaliento, la noticia que se niega a desaparecer de los titulares de prensa debe abrirnos más los ojos (por si hiciere falta) sobre las dimensiones globales del problema, si bien se mueve a diferentes ritmos y tiempos. Parecería una observación tan obvia como innecesaria. Si así lo fuese, ¿por qué no hay esfuerzos globales apropiados para combatirlo? Esa misma noticia prolongada por meses es más que una simple advertencia. El rebrote en cualquier esquina anticipa nuevas réplicas en otras. En últimas, nuestras esperanzas están fincadas en una vacuna aún en ciernes. Importa, pues, reajustar nuestras expectativas.
Y antes de dejarnos doblegar por la fatiga, tenemos que seguir imaginando nuevas y mejores formas de vivir.
Eduardo Posada Carbó
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