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Las redes forjaron la victoria de Biden

Acostumbrado a una política de puerta a puerta, Joe Biden supo que era digital o nada.

Diego Santos
Una de las lecciones más importantes que dejan los comicios en Estados Unidos es que el componente digital se convirtió en una pieza fundamental dentro de cualquier campaña. Hoy es imposible figurar o crecer, ya no digamos el ganar una contienda, sin una estrategia sólida en redes sociales.
Hasta la fecha, el presidente saliente, Donald Trump, era el ejemplo para seguir en cómo elaborar y ejecutar una estrategia digital. Independientemente de las mentiras, que fueron aceptadas por las mismas redes y gran parte de la sociedad, sus miles de mensajes microsegmentados en la campaña de 2016, más su agresivo uso de Twitter, le abrieron la puerta de la Casa Blanca. El equipo digital de Biden tomó atenta nota de ello.
Ahora bien, el reto de superar al presidente era muy complejo. Cómo iban a equilibrar la tremenda desventaja que le tenía Trump a Biden en redes. Su rival contaba con 30 millones de seguidores en Facebook y 85 millones en Twitter, frente a los tres millones de él en la primera y nueve millones en la segunda.
De igual forma, cómo no caer en el juego al que lo iba a invitar el equipo de Trump de enzarzarse en peleas en las redes sociales, desviándolo así de una estrategia más proactiva y propositiva que pusiera a la gente a pensar y no a insultarse. Desde el comienzo de la contienda, todos los integrantes de la campaña de Biden, tanto los remunerados como los voluntarios, se adhirieron a la narrativa con la que buscarían la Casa Blanca: “Recuperar el alma del país”. Asimismo, se les pusieron dos parámetros de trabajo muy claros: disciplina y autocontrol. Bajo ninguna circunstancia se iba a convertir su campaña en una reyerta.
Con generosas donaciones que llegaron a la campaña, comenzaron a generar las piezas de contenido, mucho video, para distribuir a lo largo y ancho del país. Aunque en algunas desplegaron sus planes de gobierno, la mayoría se centraba en la importancia de sacar a Trump de la Casa Blanca. Esto no fue un tema de asesores políticos. “Fue todo Biden”, le dijo a ‘The New York Times’ Anita Dunn, una de las personas más cercanas al presidente electo.
En términos de pauta en redes, Biden gastó unos 100 millones de dólares, frente a los 90 millones de Trump. Nunca antes en la historia un candidato invirtió más plata que el demócrata en redes. Esto le permitió generar un alcance gigantesco en todo el país, compensando así su desventaja en seguidores/replicadores con Trump. A su vez, en los últimos 15 días de campaña, Biden giró gran parte de su arsenal a promover contenido en los estados que a la postre le dieron la presidencia: Michigan, Wisconsin, Pensilvania y Georgia.
No obstante la importancia de la pauta, el candidato se sumergió por completo en un mundo ajeno a él. Durante sus ocho años como vicepresidente estuvo más bien alejado de las redes. La actividad en sus cuentas se limitaba principalmente a lo que le hacía su equipo. Esta vez fue diferente. Y claro, la pandemia también ayudó.
Acostumbrado a una política de puerta a puerta, Biden supo que era digital o nada. “Nos vimos obligados a hacer todo digital”, contó Adrienne Elrod, una de las directoras de campaña, a la publicación Recode.
“Tuvimos que hacer muchos Instagram Lives y multiplicar nuestras conversaciones en Facebook”, agregó. Charlas en Facebook y en YouTube con influenciadores se volvieron comunes para Biden. Así comenzó a permear su mensaje. Paralelo a todo, hubo asimismo una campaña gris muy fuerte para combatir las mentiras de Trump, pero nunca se asociaron con Biden.
La victoria de Biden claramente hay que estudiarla con mayor detenimiento, porque seguramente marcará la pauta de lo que hagan nuestros candidatos presidenciales en dos años en Colombia. Lo claro es que se puede ganar sin mentir ni atacar y con decencia. Es decir, siendo “tibio”.
DIEGO SANTOS
Consultor digital
diegosantos1978@gmail.com
Diego Santos
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