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Nueva York 3.0

Me permito compartirles una serie de observaciones que espero les sean útiles en esta gran ciudad.

Diego Santos
Ahora que se avecinan las vacaciones de verano, con seguridad algunos de ustedes tienen pensado viajar a Nueva York, que es, a mi juicio, todavía la capital del mundo. Es en la Gran Manzana donde, además de gozar de una oferta cultural y culinaria sin igual, uno ve las últimas tendencias tecnológicas implementadas en el día a día que facilitan la vida de los ciudadanos. Acabo de llegar de allá y me permito compartirles una serie de observaciones que espero les sean útiles para sacarle el máximo jugo a esta gran ciudad.
En primer lugar, lo que más me sorprendió es que el efectivo brilla por su ausencia. Tanto en el metro como en restaurantes y museos, la mayoría de personas que vi usaban su celular, o inclusive sus relojes inteligentes, para pagar. Ni siquiera sacaban la tarjeta de débito o de crédito.
En el metro, por ejemplo, comenzaron a implementar de forma masiva un nuevo método de pago en gran parte de las estaciones de la ciudad: OMNY, cuyo piloto empezó en 2019. La famosa tarjeta MetroCard, que durante décadas se volvió parte de los íconos que uno se llevaba de recuerdo, pasará a mejor vida en 2024. A partir de esa fecha, solo se podrá pagar a través de OMNY. Este sistema también se aplica para el transporte en bus.
El tráfico, que siempre ha sido pesado, se volvió imposible. Si no vienen cargados de maletas, y aterrizan en el aeropuerto JFK, el metro es la mejor alternativa para llegar a cualquiera de los cinco condados de la ciudad. De puerta a puerta, desde JFK al apartamento donde me quedé en Manhattan, me demoré 1 hora. Ese mismo trayecto, en carro, hubiera sido de hora y media fácil. Además, en vez de los 3 dólares que cuesta el metro, habría pagado casi 400.000 pesos de taxi amarillo. En Uber puede llegar hasta los 520.000 pesos.
Y hablando de taxis, esa interminable mancha amarilla que invadía las calles de Nueva York se evaporó. A causa de la pandemia, el negocio sufrió muchísimo y muchos taxistas cambiaron de trabajo o abandonaron la ciudad. Conseguir un taxi se volvió misión imposible, y ese espacio lo ha ido copando Uber. Tras la feroz batalla que enfrentó a taxis con Uber hace unos años, la tecnología terminó siendo la gran solución para una ciudad que de la noche a la mañana se quedó sin conductores.
Por cierto, el taxi, si es que encuentran uno, también se paga con una aplicación como Curb, que la pueden descargar en sus celulares y así evitar el efectivo. Al terminar la carrera, ponen su celular o reloj en la pantalla trasera del carro y listo: ‘contactless payment’, como lo llaman allá. Muy útil para evitar tocar lo que todo el mundo toca.
Otra aplicación que me llamó la atención fue Citymapper, que permite planear con precisión el ir de un punto a otro caminando o en transporte público. La aplicación es precisa al 100 % e inclusive, en el metro, le recomienda a uno en qué vagón sentarse. En hora pico, para ahorrar tiempo, es una gran herramienta. Para los buses detalla en tiempo real a qué horas pasa un bus y cuánto se demora en llegar al punto final.
Para los restaurantes, y esto no es nuevo, planifiquen con tiempo porque también colapsaron. Conseguir hoy reservas es complicadísimo porque están más llenos que nunca y la oferta es menor, pues muchos cerraron por la pandemia. Open Table y Resy son las dos mejores aplicaciones para que hagan sus reservas de forma anticipada.
El tapabocas ya no es obligatorio en casi ninguna parte. En los teatros la medida sigue vigente. Recomendación: úsenlo en el metro. Por último, a los lectores de periódico en papel, con tristeza les cuento que ya casi no los venden en la calle. Los puestos de prensa ya no los venden. En unos años, asumo, ya no existirán. En papel, quiero decir, porque en digital la oferta es hoy más numerosa que nunca.
DIEGO SANTOS
Analista digital
diegosantos1978@gmail.com
(Lea todas las columnas de Diego Santos en EL TIEMPO aquí).
Diego Santos
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