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10 millones de motos y más de 39.000 motociclistas muertos

No hacer nada seguirá dejando más familias de luto o con la carga que significan las discapacidades.

Darío Hidalgo
Las motos llegaron para quedarse y dominar la movilidad motorizada en nuestro país. La propiedad y uso de la moto son muy económicas; la agilidad en el tráfico de las ciudades o en los senderos rurales es difícil de objetar. Su uso como instrumento de trabajo es formidable, y genera empleos en toda la cadena de importación, ensamblaje, comercialización, autopartes y servicio. Pero cerca de la mitad de los muertos en siniestros viales en la última década eran motociclistas. Las motos, además de inseguras, son también contaminantes.
(También le puede interesar: Un año muy malo en seguridad vial)
Son un bien necesario, con implicaciones negativas en salud pública y medioambiente. Necesitamos acciones para que su uso no implique el saldo de muerte y enfermedad que hoy tenemos. Sin embargo, cada vez que se insinúan acciones para restringir su uso o incrementar impuestos o costos, tenemos colectivos que salen a afectar a todos los demás y políticos que prometen mantener el statu quo o incluso más privilegios. Esto ha llevado a que las autoridades prefieran mirar a otro lado: victoria pírrica de los moteros (similar a la del gremio de taxistas).
En cualquier caso, hay temas con los que volver a tratar de intentar, por lo menos para que ese saldo de muerte y desolación para miles de familias y para nuestro sistema de salud sea mitigado. Será difícil hacer compromisos al respecto en las campañas electorales; pero serán temas para atender por quienes estén en el Gobierno o en el Congreso a partir de agosto de este año. Y en los meses que faltan de la administración nacional, al menos una oportunidad de convertir varios anuncios en realidad. Miremos algunas cifras. En el Registro Nacional Automotor ya tenemos un poco más de 10 millones de motos registradas, que son el 59 por ciento del total de vehículos. El Distrito Capital tiene más de 500.000 motos; le siguen Envigado, con 460.000; Sabaneta, 321.000; Girón, 301.000 y Funza, 243.000. En 2021 se registraron 742.000 motos nuevas, un incremento de 41 por ciento respecto a 2020. En Bogotá, según reporte de Andemos, se registraron 57.000 motos nuevas en 2021, valor que eventualmente aumentará este año por la extensión del pico y placa a los carros (otra de las formas para pagar por circular).
Desde 2011, los datos de la Agencia Nacional de Seguridad Vial indican que en las vías colombianas han muerto 38.995 personas, la mayoría hombres jóvenes. Desde 2016, los registros oficiales de Medicinal Legal indican más de 100.000 lesionados, muchos de ellos con discapacidades permanentes. En 2021, el dato preliminar es de 4.312 fallecidos (59 por ciento del total). 85 por ciento de los motociclistas muertos eran hombres; 15 por ciento, mujeres. 34 por ciento tenía entre 20 y 30 años (1.478 personas). 11 por ciento era menor de 20 años, y 412 personas, entre 15 y 20 años. La mayoría de los motociclistas murieron en choque con objeto fijo (842, 20 por ciento) o en interacciones con buses y camiones (784, 18 por ciento). Además, 852 personas fuera de las motos murieron en interacciones con ellas (615 peatones y 95 ciclistas atropellados).

Podemos hacer algunas cosas para mitigar los impactos negativos de las motos. El tema de condiciones de los vehículos es esencial.

Las motos de combustión interna a gasolina, a pesar de ser livianas, son muy contaminantes, porque no cuentan con filtros ni equipos de reducción de emisiones. Una moto contamina 3,5 veces más que un carro normal (PM2,5 0,07 g/km, moto liviana; PM2,5 0,02 g/km, carro de gasolina). A pesar de que un bus contamina más por unidad que una moto, un viaje en moto es 18 veces más contaminante que un viaje en bus articulado (un bus articulado Euro V emite 0,039 g/km de PM2,5, pero lleva más de 100 pasajeros). En Bogotá, las motos participan con el 8 por ciento de las emisiones de material particulado; los buses troncales y zonales, con 5 por ciento (según el inventario 2018 de la Secretaría de Ambiente).
Podemos hacer algunas cosas para mitigar los impactos negativos de las motos. El tema de condiciones de los vehículos es esencial. Hacer obligatorios los frenos antibloqueo ABS en las motos puede reducir las fatalidades de motociclistas entre 23 y 61 por ciento, de acuerdo con análisis detallados realizados en Europa. El ABS es obligatorio en la Unión Europea, en India, Australia, Taiwán y Japón para motocicletas de más de 125 c. c.; en China, para motos de más de 250 c. c., y en Brasil, para motos de más de 300 c. c. El anuncio realizado por ANSV hace un año no se ha reflejado aún en nueva reglamentación.
También se puede reforzar el control sobre el uso correcto y la calidad de los cascos y de otros elementos de protección, y fortalecer el licenciamiento con pruebas prácticas y licencias graduales (novatos con restricciones a conducción nocturna y en carretera, por ejemplo). Las empresas que usan motos para su actividad pueden fortalecer la capacitación, monitorear la conducción y mejorar las condiciones de seguridad de sus empleados y contratistas. También se puede hacer énfasis en la electrificación de motocicletas para reducir sus impactos en contaminación del aire y de emisión gases de efecto invernadero.
Subir impuestos y cobrar peaje por el uso de nuestras carreteras o poner restricciones que ya tienen otros automotores (pico y placa), y controlar el mototaxismo, puede ser conveniente, pero genera gran resistencia y protestas. Los motociclistas usan la malla vial, pero no cubren con sus impuestos sino una muy pequeña fracción de los gastos asociados a su mantenimiento; también usan vías con peaje y están exentos porque sí (aunque el daño que causen en las vías sea mínimo, son usuarios como los demás vehículos motorizados). Su pago de Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito tampoco es consistente con los costos que generan al sistema de salud, y muchos evaden su pago. Gran cantidad de usuarios usan los andenes para dejar motos (y carros) cuando ese espacio es peatonal.
El debate no es sencillo, mucho menos en época electoral. No hacer nada seguirá dejando muchas familias de luto o con la carga que significan las discapacidades. Para muchas familias será otra trampa de pobreza.
DARÍO HIDALGO
Darío Hidalgo
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